“Educarse es una inversión”

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“Educarse es una inversión”
En promedio un posgrado en el país cuesta entre 6.5 y 8 millones por semestre. La relación entre universidad y empresa es vital para garantizar una mayor cobertura


Foto cortesía Eafit

Para muchos, realizar un posgrado hace parte de sus propósitos para el nuevo año. No todos lo logran. Algunos lo ven como un sueño inalcanzable debido a sus condiciones económicas, mientras que a otros la falta de información sobre convocatorias les impide acceder a estos estudios avanzados, muchos de los cuales son el exterior y para los que se necesitan la aplicación de una serie de requisitos. Lo cierto es que, a pesar de que muchas personas catalogan los posgrados como costosos, en la ciudad las universidades públicas y privadas cada vez más amplían sus ofertas académicas y de accesibilidad para estudios de especializaciones, maestrías y doctorados.

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La Universidad de Antioquia, la universidad pública más importante del departamento, cuenta con 199 estudios de posgrado, de los cuales 12 programas han sido acreditados con la máxima calificación de calidad por el Consejo Nacional de Acreditación -CNA-. “La universidad hace 12 años creó el sistema universitario de posgrado, con una estructura administrativa y con una intención: formar cada vez más doctores. No solo en Medellín, sino en las regiones, ha crecido exponencialmente el número de posgrados, es decir, la cobertura hasta llegar a 2.500 estudiantes vigentes en trabajo académico. Lo más importante es que de todas las universidades del país, de los programas acreditados, el 80 por ciento son de la Universidad de Antioquia”, dice Fabio Humberto Giraldo, director de posgrados de esta universidad.

La formación de doctores es tan importante para el desarrollo intelectual, industrial y científico del país, que en 2009 el Gobierno Nacional sancionó la ley 1286, la cual contempla el fortalecimiento de maestrías y doctorados a través de Colciencias. Uno de los objetivos de la Universidad de Antioquia es graduar a 500 doctores para 2016, además de que el 50 por ciento de la planta de profesores tenga estudios de formación avanzada. “Tenemos dos barreras. Una es el precio. Indudablemente los estudios de posgrado para el nivel de estudiantes que nosotros tenemos, que son de estrato 1, 2 y 3, es alto y difícilmente pueden dedicarse a lo que deberían dedicarse, que es estudiar. La otra es que nosotros no tenemos una cultura de idioma extranjero, en el sentido de que esto es uno de los requisitos para aplicar en la mayoría de posgrados”, expresa Giraldo.

Actualmente, uno de los retos del sistema educativo universitario es fortalecer la relación universidad-empresa-Estado, pues el país apenas está comenzando a generar industria en el campo de la investigación, con la vinculación laboral de doctores a la empresa privada. Todo esto se debe, según los analistas de formación avanzada, a que en Colombia la vinculación de profesionales de posgrados y la oferta laboral es todavía muy pobre.

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A pesar de esta situación, el panorama parece estar cambiando. Álvaro Gómez, director de Planeación de la Universidad Pontificia Bolivariana, dice: “Yo creo que se está rompiendo un paradigma porque hay muchas empresas en alianzas con las universidades. Se han creado fondos de financiación, tanto en el sector público como privado. Por ejemplo, hay una alianza con EPM en el tema de nanotecnología, para que los doctores en esa área hagan desarrollos dentro de la empresa. La universidad ha definido unas focalizaciones que tienen que ver con los retos del mundo actual. Eso está relacionado con el tema de aguas, salud, energía, recursos naturales renovables, entre otros. Hoy no se puede declarar un país en vía de desarrollo sin programas de doctorado o maestrías que sean pertinentes con las necesidades del entorno”.

Según datos de Colciencias, en el país cerca del 80 por ciento de los profesionales de posgrado están vinculados a las universidades, ejerciendo labores de educación o académicos en grupos de investigación; un 2.5 está en empresas privadas, 10 en sectores gubernamentales o descentralizados y un porcentaje de 7.5 en actividades propias. Gabriel Jaime Arango, director de docencia de Eafit, expresa que “es preocupante que las empresas no tengan muchos investigadores vinculados, de hecho muchas compañías no le ven el verdadero valor al conocimiento”.

 

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