Conservación se sirve de la ciencia y la colaboración

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Gracias a eBird, los científicos pueden hacer un monitoreo de casi todas las especies de aves del mundo, expandir las fronteras del conocimiento y diseñar estrategias de conservación.

Nuestra capacidad de colaborar unos con otros nos ha permitido alcanzar logros que muchas otras especies no han alcanzado. Gracias a la tecnología, incluso adquirimos la capacidad de colaborar con personas que nunca conoceremos, veremos o escucharemos.

Es claro que el comercio se ha beneficiado de esta condición. La religión también. La ciencia está haciendo uso de esta habilidad para avanzar a pasos agigantados, a través de lo que se ha bautizado “ciencia ciudadana”.

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Por: Santiago Mejía Dugand
Por: Santiago Mejía Dugand

Un ejemplo cercano son las nubecitas que ayudan a monitorear la calidad del aire en el Vallé de Aburrá, un programa conocido como “ciudadanos científicos”. De esta manera, los científicos pueden acceder a información importante para conocer acerca del problema de la contaminación de manera rápida y económica. Al mismo tiempo, los ciudadanos pueden conocer de manera transparente (y en línea) los datos que recogen cientos de sensores repartidos por la región. Los científicos ganan, los ciudadanos también. Los científicos aprenden, los ciudadanos también.

Este sábado que acaba de pasar hubo un evento de gran importancia para la comunidad científica internacional, en particular para biólogos y ornitólogos: el Global Big Day (GBD). Durante veinticuatro horas, todos los principiantes, gomosos y expertos pajareros del mundo se volcaron a la identificación de aves.

Es una competencia amistosa entre los países del mundo para ver cuál identifica la mayor cantidad de especies en su territorio. Colombia ha sido el ganador dos años consecutivos: el año pasado se registraron 1.546 especies, según el Instituto Humboldt, lo cual equivale a alrededor del 80% del total de especies de avifauna que tiene el país. Este año, por supuesto, el objetivo es volver a ganar y superar el número de registros del pasado.

 

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Una comunidad dispuesta a enseñar

El evento es una oportunidad espectacular para salir a conocer las aves que tiene nuestro país. Muchos equipos viajaron a diferentes locaciones para buscar especies raras, conocer otras que no conocían o volver a ver viejos, pero apreciados conocidos. Muchos se quedaron en las ciudades y pueblos, registrando especies. A caballo, a pie, en lancha, en bicicleta. En ríos, bosques, mares, desiertos, pantanos y humedales. En el agua, en el aire, en la tierra. Dentro de los troncos, en los arbustos, en las copas de los árboles, debajo de los techos. Pocos lugares quedaron sin esculcar.

Recorrido de observadores en la reserva Costa Rica, en Estación Cocorná, en el Magdalena Medio antioqueño.
Recorrido de observadores en la reserva Costa Rica, en Estación Cocorná, en el Magdalena Medio antioqueño. El ejercicio reporta por ahora 240 especies de aves identificadas, además mamíferos como jaguar, ocelote, jaguarundí, acutí, zorro cangrejero, tayra, tití gris, mono aullador, mapache cangrejero y tamandúa. Foto cortesía Santiago Mejía Dugand.

Toda esta información se carga en una plataforma llamada eBird, disponible de manera gratuita para los celulares. Se ingresa información tal como locación, fecha, cantidad de individuos que se vieron y especie. Además, se pueden cargar pruebas del avistamiento, tales como fotografías o grabaciones de sonido.

Gracias a estas herramientas, los científicos pueden hacer un monitoreo de casi todas las especies de aves del mundo, conocer sus hábitos, entender sus migraciones y detectar patrones extraños que tal vez merezcan un análisis detallado. Esto permite expandir las fronteras del conocimiento y, lo más importante, diseñar estrategias de conservación. Todo esto sin viajar y sin necesidad de desplegar grandes equipos por todo el mundo.
Y los ciudadanos, ¿qué ganan? Gracias a estas plataformas se puede aprender cantidades acerca de las especies que nos rodean, de su distribución en el país, de sus nombres comunes y científicos y de sus características físicas. Se cuenta con una comunidad que está dispuesta a enseñar y a brindar apoyo en la identificación.

La colaboración ahora soportada por la tecnología, nos llevará aun más lejos. Y es que el conocimiento es una de las pocas cosas que podemos compartir sin que disminuya o se nos acabe.

 

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