Hay que tener normas definidas para las tareas escolares, las visitas de los amigos, el horario de llegada, etcétera, y deben ser habladas (no en todos los casos debatidas) claramente con los hijos, para que no surjan malentendidos. Sí, habrá descontento, pero es necesario que el muchacho entienda quién tiene el control. A algunos padres les cuesta aceptarlo (es más fácil no hacer nada), pero a esta edad un muchacho todavía necesita y quiere que sean sus padres quienes fijen los límites y pongan orden en su vida, y también que le otorguen más libertad y responsabilidades.
Después de esto, si una norma es ignorada, quitar privilegios es el mejor plan de acción. A esta edad debe quedar totalmente claro que llegar a casa después del horario convenido es totalmente inaceptable y que eso tiene consecuencias.
También es importante concederle al adolescente un poco de control sobre su vida. Así habrá menos enfrentamientos y le ayudará a respetar las decisiones que sus padres toman por él. Otra difícil para algunos padres: A esta edad se le puede permitir a un muchacho tomar sus propias decisiones con relación a la ropa para ir al colegio, su peinado o el aspecto de su habitación. A medida que se vaya haciendo mayor, debe ganar más independencia y debe permitírsele alguna salida ocasional hasta más tarde.