Ya para muchos llegaron las vacaciones. Estamos que entramos a diciembre y se acerca la época del año que nos invita a estar en familia, reflexionar, agradecer lo que tenemos, celebrar los nuevos comienzos, recordar a los que ya no están y, de igual manera, planear para un nuevo año que está a la vuelta de la esquina.
El fin de año trae consigo los pretextos perfectos para reunirse y celebrar, ya sea con la familia de sangre o con aquella familia que elegimos… ¡los amigos!
Lo rico de estos encuentros es que siempre se ven acompañados de comida y en los días que se avecinan tienden a volverse más abundantes. Los invitados quieren involucrarse más y, a pesar de que tendemos a caer en las preparaciones tradicionales de la Navidad, como natilla, buñuelos y hojuelas, creo que cada vez abrimos más el espectro de lo que queremos compartir en estas reuniones.
Las opciones son infinitas y me gusta pensar que en cada uno de nosotros habita un cocinero en potencia, que, con un poco de creatividad e ingenio, puede llegar a crear platos increíbles partiendo de ingredientes básicos que se pueden encontrar en cualquier lugar.
Y es que para estas reuniones entre más interacción tengamos alrededor de la mesa mejor. No hay nada más rico que hablar de comida, de qué hicimos, cómo lo hicimos o dónde lo compramos, si es que no tuvimos el tiempo o las ganas de hacer algo propio.
También los formatos son amplios: podemos sentarnos alrededor de una mesa con mantel y disfrutar plato por plato; acercarnos a un buffet para luego compartir; hacer una paella o, uno de mis favoritos, los asados. En estos uno puede preparar cualquier tipo de alimentos y para todos los gustos. Lo que generan los aromas, las ganas de ayudar, de probar y el momento de sentarse a disfrutar, es mágico.
Y es que el lugar no importa. Cuando hablo de reuniones y de comida no necesariamente tiene que ser en una casa. Estas reuniones pueden ser también explorando nuevos sitios en la ciudad o en el campo.
En la ciudad hay lugares increíbles por descubrir, desde restaurantes a mantel hasta puestos callejeros, donde nos podemos deleitar con cocinas del mundo. En estas épocas muchos toman reservas de grupos y allí podemos celebrar no solo con las familias y amigos sino también con los compañeros de trabajo o estudio. Hay para todos los gustos y bolsillos. Los formatos campestres tanto de comida típica como de asados son una buena alternativa para grupos numerosos y allí no tenemos que preocuparnos por nada, simplemente disfrutar.
Las vacaciones de fin de año son diferentes a todas las otras vacaciones. Son el momento de reencuentro, de conversación, de perdón, de valoración y sobre todo de agradecimiento.
Agradezcamos las familias, los amigos, la salud, el trabajo, alrededor de la mesa y con un buen vino ¡Salud!
Diciembre para celebrar
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