Diario de un futuro 4. No se permite el ingreso de robots

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Mi casa de la infancia se llamaba “el chorizo”. Está se dibujaba a lo largo de un corredor de unos 70 metros. Se extendía desde la cocina, el comedor, un patio, la sala, las tres habitaciones del fondo y al final lo cerraba el baño. Era una gran autopista; inicialmente, de mis carritos de juguete, de mi aprendizaje en patines, de la pista de bolos más larga conocida y, posteriormente, el mejor lugar para que Martin, un Shih Tzu, que llego a mi vida en el año 98, se divirtiera corriendo tras una pelota que lanzábamos desde la cocina y que su rebote era la puerta del baño con el perro incluido.

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Fueron momentos que llenaron mi vida de un amor distinto. Pero, muy bonito, de cariño y responsabilidad por quien fue mi primera mascota, que me cuidó y me protegió; pero, que me acompañó fielmente en sus 14 años de vida. Martin fue, sin lugar a dudas, más que un perro, un confidente en las travesuras, en los asaltos al cajón de los confites o en hurtar las medias de mi hermano para que aparecieran babeadas días después. Un fiel amigo, su recuerdo estará conmigo siempre.

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Unitree es una compañía que nació en 2013; después de que su fundador, Wang Xingxing, al acabar su maestría, identificará una manera más eficiente de suavizar el movimiento robótico. De ahí, que con el tiempo, siguiera desarrollando mejores prototipos de múltiples aplicaciones y que para 2024 fuera una de las compañías que mejor se perfilaba para dominar el mercado de los robots humanoides y cuadrúpedos dada la excelente ingeniería e inteligencia artificial disponible para esa época. En el caso de su prototipo Go2 de 2023, además de las características típicas del perro, estar siempre cerca, jugar a la pelota, acompañar incansablemente por kilómetros de entrenamiento y estar alerta, se le sumaron capacidades inteligentes como el habla, grabación de audio y video, resolución de problemas, aprendizaje de nuevos comportamientos, rondas nocturnas programadas, entre otras. Claramente, brindaban una gran solución a los futuros propietarios, además del ahorro que supone las costosas facturas de veterinario, vacunas, alimentación y horas de dedicación en entrenar mejores conductas.

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Hoy, varios años después, cuando los criaderos son prácticamente inexistentes, cuando la adopción y esterilización fueron copando tantos escenarios que han hecho que la reducción de mascotas sea cada vez más evidente y cuando el espacio público es dominado por personas acompañadas de sus mascotas robot, se escucha el tac tac de las patas mecánicas contra el suelo y el zumbido característico de engranajes y motores que hacen de articulaciones, esto va dando forma a la diversidad y excentricidad de especies que jamás hubiéramos podido imaginar siquiera tener en nuestros hogares en años anteriores. Es fácil, práctico, seguro y regulado.  

También, hay que decir que estas mismas capacidades de los robots puestas al servicio de emergencias, trabajos pesados y labores peligrosas han resultado bastante útiles. Los incendios y los derrumbes tienen hoy tasas mucho más pequeñas de pérdidas de vida, dada su capacidad de rastrear, identificar y actuar ante diferentes situaciones, maximizando la respuesta para preservar vidas humanas. En fábricas hay menos accidentes dado sus excelentes capacidades para patrullar e inspeccionar tableros de control, fisuras o ruidos anormales en las plantas, evitando así fallos en mitad de producción.

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Corre un perro pequeño frente a mí, del cual es difícil dilucidar su raza o al menos la mezcla que lleva, va tras una pelota que le tira una niña junto con su padre, me hace recordar a Martin, son los parques “Hipsters” que conservan las bases del ser humano y sus interacciones ancestrales y no se permite el ingreso de robots, pues se busca poder ampliar la relación de complicidad que se crea en una relación gestual y de comunicación en una sola vía. Tutor y mascota. Y, sin embargo, reflexiono sobre también la necesidad humana de diluir soledades. Y es ahí donde lo entiendo todo.

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