Día Mundial de la Hipertensión: invitación a cuidar el corazón y los riñones desde la infancia

El Hospital Infantil San Vicente Fundación se une a la conmemoración del Día Mundial de la Hipertensión con un mensaje que invita a fortalecer la salud cardiovascular de toda la población, con especial énfasis en la infancia.

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La hipertensión arterial no es una condición exclusiva de los adultos. Según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, uno de cada tres adultos presenta presión alta, y cada vez más estudios advierten sobre su presencia en niños y adolescentes. La presión arterial elevada en la infancia suele pasar desapercibida, pero puede tener consecuencias a largo plazo si no se detecta y controla a tiempo.

Cuando se combina con factores como obesidad, diabetes o colesterol alto, el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en la adultez se incrementa de manera significativa. En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, el Hospital Infantil San Vicente Fundación destaca la importancia de cuidar el corazón desde los primeros años de vida.

Aunque puede percibirse como una alteración exclusivamente cardíaca, la hipertensión en niños también puede ser un signo temprano de una afección renal. Existe una estrecha relación entre la presión arterial elevada y la función de los riñones, pues estos órganos son fundamentales en la regulación del volumen de líquidos y electrolitos, procesos que impactan directamente en la presión arterial.

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Cuando los riñones no funcionan adecuadamente, ya sea por malformaciones congénitas, infecciones crónicas , enfermedades glomerulares o enfermedades hereditarias, pueden desencadenar o agravar la hipertensión.

Signos de alerta desde la infancia

La hipertensión en niños y adolescentes es cada vez más común, afecta hasta el 7 % de la población pediátrica, en gran parte debido a factores como el sedentarismo y también puede tener un origen congénito o asociarse a enfermedades crónicas, como malformaciones renales o trastornos endocrinos. Foto: Hospital San Vicente Fundaciión.

El abordaje de la hipertensión en niños y niñas debe incluir una evaluación integral de su función renal, lo que permite no solo tratar la presión alta, sino también prevenir el deterioro progresivo de los riñones y complicaciones mayores como el daño cardiovascular progresivo. En este contexto, la labor de los nefrólogos pediatras resulta clave para proteger la salud a largo plazo de los pacientes más pequeños.

Diagnosticar hipertensión en niños es más complejo que en adultos. Mientras que en estos últimos se utilizan cifras fijas para determinar si existe presión alta, en la infancia es necesario considerar variables como la edad, el sexo y la talla, ya que la presión arterial varía naturalmente a lo largo del crecimiento. Además, factores como la ansiedad ante el personal médico o la actividad física previa a la medición pueden alterar los resultados.

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Por ello, es esencial realizar varias mediciones en diferentes momentos para confirmar un patrón persistente. Si la presión se mantiene elevada, el diagnóstico se puede confirmar mediante un monitoreo ambulatorio, a través de un dispositivo que registra la presión arterial durante 24 horas mientras el niño realiza sus actividades cotidianas, ofreciendo una visión más precisa y confiable de su estado de salud.

“Hace una década, la hipertensión infantil era poco común y, a la vez, subdiagnosticada. Hoy, hasta el 7 % de los niños y adolescentes puede tenerla, en gran parte debido al sedentarismo, el uso excesivo de pantallas y las dietas ricas en azúcares y alimentos ultraprocesados. Además, ciertos antecedentes como el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer, las malformaciones urinarias o enfermedades crónicas aumentan el riesgo. Lo más preocupante es que muchas veces no da señales claras. Sin embargo, hay síntomas que los padres no deben ignorar: dolores de cabeza frecuentes, visión borrosa, sensación de calor, hinchazón en la cara o las piernas, orina espumosa o pigmentada, y dificultad para respirar. La hipertensión no solo afecta a los adultos; los niños también pueden sufrirla. Reconocer los factores de riesgo y consultar a tiempo puede marcar la diferencia”, explica la doctora María Claudia Prada, nefróloga pediatra del Hospital Infantil San Vicente Fundación.

La prevención es el camino

En el Hospital, el diagnóstico de hipertensión infantil se aborda con un enfoque multidisciplinario y minucioso. Incluye el monitoreo ambulatorio de la presión arterial por 24 horas y pruebas de función renal para evaluar posibles daños en los riñones, órganos clave en la regulación de la presión. Según la gravedad y las características del caso, intervienen especialistas como nefrólogos pediatras, cardiólogos, nutricionistas y psicólogos, quienes trabajan en conjunto para brindar un tratamiento integral y personalizado, adaptado a las necesidades específicas de cada niño.

La hipertensión infantil es tratable y, en muchos casos, prevenible. Cuando su origen está en el sobrepeso, cambios en la alimentación y mayor actividad física pueden ser suficientes para normalizar la presión sin necesidad de medicamentos. No obstante, si existen enfermedades crónicas, como malformaciones renales o trastornos cardiovasculares, se requiere tratamiento farmacológico con antihipertensivos. Es crucial que este proceso sea guiado por un equipo médico especializado, que acompañe al paciente y a su familia. Lo más importante es actuar a tiempo y fomentar hábitos de vida saludable en el entorno familiar. Lo que un niño aprende desde pequeño sobre nutrición, movimiento y autocuidado lo acompaña toda la vida”, añade la doctora Prada.

La prevención y el control de la hipertensión infantil empiezan en casa. Adoptar hábitos saludables en familia es fundamental, así como promover una alimentación balanceada y casera, reducir el consumo de sal, azúcares y ultraprocesados, e incorporar rutinas diarias de actividad física. Foto: Hospital San Vicente Fundación.

Fomentar el juego activo, el movimiento constante y un descanso adecuado también contribuye al ienestar general. Además, es necesario acudir regularmente al pediatra y solicitar la medición de la presión arterial durante los controles de rutina, para detectar cualquier alteración de manera oportuna. Estos pequeños cambios sostenidos pueden tener un impacto positivo en la salud a largo plazo.

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Proteger la salud de los más pequeños es una prioridad, y a través de su enfoque integral y especializado, esta institución trabaja incansablemente para prevenir y tratar la hipertensión infantil, promoviendo hábitos que garanticen un futuro más saludable para las nuevas generaciones.

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