Democracia, periodismo y poder

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En momentos en que en el país está polarizado y los ciudadanos tienen la sensación de estar informados por medios que están o a favor o en contra de una causa determinada -lo más común hoy, a favor o en contra del presidente Uribe- hace bien un alto en el camino, un pare para analizar y recordar lo que debe ser la labor del periodismo. La universidad Eafit fue la encargada de esta pausa, con el foro Democracia, Periodismo y Poder. Los ponentes: el historiador y ex consejero para Medellín, Jorge Orlando Melo, y el columnista Pascual Gaviria.
Melo empezó por recordar que el periodismo en Colombia surgió a la par con la democracia, en el siglo 18, por una razón muy sencilla: para gobernar en una democracia, cuando los ciudadanos ya saben que el poder no viene de Dios ni es hereditario, se requiere el apoyo del periodismo en sus dos vertientes: informativo y de opinión. Al fin y al cabo, el periodismo es la manera como las personas se enteran de lo que está pasando, de lo que se está haciendo y construyendo y de esto depende que apoyen a o no al gobierno de turno.

Libertad a medias
Para Jorge Orlando Melo, un estudioso de la vida del país y defensor eterno de la lectura y las bibliotecas, la prensa en Colombia está plagada de restricciones y presiones, aunque todas las constituciones, desde 1810, defiendan su libertad. Estas coacciones no son ahora tanto de índole oficial. Además de las de los grupos armados, el hecho de que muchas empresas periodísticas colombianas pertenezcan a políticos o a conglomerados económicos, restringe la posibilidad de que en esos medios se investigue a fondo y se informe sobre asuntos que van en contra de los intereses de los dueños. Incluso, citó como ejemplo lo blanda que para él es la crítica literaria en el país, porque los medios, que dependen en gran parte de la publicidad de las editoriales, ven amenazada la pauta publicitaria y, por ende, su subsistencia. No hay otra razón y la misma censura o autocensura es aplicable a otros temas.

La verdad: único compromiso
Presiones como éstas y las del día a día, hacen que los periodistas se pregunten con quién es su compromiso, y la respuesta para Melo no puede ser otra: con la verdad. Informar de la manera más exacta posible, con los datos más completos, dar el contexto y los antecedentes, es decir, ofrecer al pueblo la información necesaria para que actúe libremente. De la calidad de la información depende la toma de decisiones en una sociedad como la nuestra, por eso para Melo el papel de la prensa es ofrecer información clara, exacta y con elementos suficientes para que los ciudadanos se hagan una idea de lo que está pasando. Esta exactitud incluye, entre otros asuntos, señalar a tiempo las inconsistencias de las cifras oficiales, algo que en Colombia ocurre a menudo, como a menudo sucede que los periodistas lo pasen por alto.
Melo también criticó el que los periodistas y los medios sean simples transmisores de informaciones estatales o empresariales. En otras palabras, que se conviertan, en ocasiones, en idiotas útiles de las fuentes para informar lo que éstas quieren. Cuestionó, además, que en Medellín haya hecho carrera en los últimos años la idea de no publicar noticias que afecten la imagen de la ciudad. “El compromiso es con la verdad”, una versión completa de los hechos, todas las caras de la moneda.

Columnistas: a sorprender e innovar
Mientras tanto, el columnista Pascual Gaviria opinó que los articulistas de opinión en Colombia están cayendo en el error de volverse repetitivos y predecibles, “como si se tratara de un tic”. En este saco entran los uribistas, los antiuribistas, entre muchos otros, de quienes los lectores con solo ver su nombre saben de qué van a hablar y lo que van a opinar. Además, según Gaviria, terminan por recurrir al mesianismo que tanto han criticado.
Para Gaviria, los columnistas deben siempre sorprender, dar bandazos de la realidad. De lo contrario, los lectores terminan por alejarse del camino, aburridos “de tanto repetir itinerario. Los columnistas que busco con avidez son aquellos que pueden renegar de sus creencia y sus certezas, los columnistas que se atreven a traicionar el bando que ya los había elegido como voceros”. Además, opinó que es preciso preocuparse no solo por lo que van a decir sino por cómo decirlo, conceder importancia a la forma, a la narración, lo que significa darse pequeñas licencias, como “renunciar a lo político para intentar retratos más propios”.
En fin, un foro que, al decir de Jorge Orlando Melo, fue una clase propia de primer semestre de periodismo, sin que esto le reste importancia. Todo lo contrario, un espacio necesario, como preámbulo al lanzamiento del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, cuyo jurado él presidirá.

 
     
 

 
 
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