De perros, gatos y fauna silvestre

En mi familia ha habido perros desde que tengo memoria: Doggy, Efraín, Ambrosio, Doggy 2, Pepita, Calvin, Lilo. Y ahora Morita y Roma, dos perritas rescatadas por las que me muero. Morita es pajarera, como yo. Bueno, no como yo: a ella le gusta matar a las aves. Acecha a las palomas y a las tórtolas. Persigue a los gallinazos. Asusta a las guacharacas. Afortunadamente, nunca está fuera de mi cuidado, por lo que no he dejado que alcance a hacerle daño a ninguna. Bueno, casi nunca: me ha tocado pedir perdón o pagar varias gallinas muertas después de relajarme cinco minutos y perderla de vista.

Ahora, hablemos de los perros que dejan a sus anchas. Cuidando una finca, por ejemplo. No niego que son de gran utilidad para espantar a los posibles intrusos humanos, pero qué daño le hacen a la fauna silvestre. Ni contarles la cantidad de chuchas, erizos, ardillas, lagartos, aves y ratoncitos que he encontrado muertos en fincas donde tienen caninos rondando por las noches.

Subamos un tono: los perros abandonados en las calles y en el campo. Hoy no discutiré lo inhumano (¿o humano?) que es abandonar una criatura por ahí, para que la atropelle un carro o se muera de hambre. O para que acabe con la fauna. Hace poco visité Guatavita, a donde fui a ver al majestuoso oso andino o de anteojos. El guía nos contó del enorme daño que hacen las jaurías de perros asilvestrados (o ferales) y cómo tienen diezmadas las poblaciones de venados de la zona. Incluso atacan al ganado y a otros animales domésticos. ¡Y a personas! Varias han sido las quejas alrededor de Bogotá sobre ataques de perros ferales (ni hablar de las aves en los cientos de humedales de la región).

Lo que digo aquí no es algo insignificante. Unos días antes de la COP16, la WWF presentó el estado de la fauna silvestre en el mundo. La región de Latinoamérica tiene la peor pérdida en los últimos cincuenta años: ¡95 % de reducción en las poblaciones monitoreadas! El mundo, en general, ha visto reducir en un 73 % sus poblaciones de peces de agua dulce, mamíferos, anfibios y aves. Los malos comportamientos de una de sus especies son la causa de este horror. Yo creo que esto es una vergüenza. Tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para revertir estas tendencias tan espantosas.

Ve uno muchos pueblos (¡y ciudades!) donde no han podido controlar los perros que deambulan por sus calles. Por ellos, por supuesto, que andan enfermos, sucios, hambrientos y que muchas veces son maltratados. Por nosotros, pues esculcan y riegan las basuras y pueden atacarnos. Y por la fauna que queda.

Ñapa: se me acabó el espacio y no hemos hablado de los gatos. De las causas antropogénicas de pérdida de aves silvestres; los gatos son, de lejos, la primera. Cientos de millones de aves mueren todos los años en las garras de los también llamados michis. Los gatos, como los perros, deben permanecer todo el tiempo bajo el cuidado de sus humanos.

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