De paseo por las nubes
El II Festival Los 4 elementos, en San Félix, reunió a los amantes del parapentismo el pasado puente festivo
A pocas horas de Medellín se pueden encontrar lugares para emprender vuelo en parapente. El Alto de Matasanos -en Barbosa-, San Félix y el occidente del departamento, en municipios como Santa Fe de Antioquia y Sopetrán, y La Pintada -en el suroeste-, son algunos de los sitios preferidos por los amantes de este deporte de aventura.
Esta práctica deportiva y recreativa nació a finales del siglo 20 por la necesidad que sintieron algunos viajeros de encontrar la manera más rápida de descender desde la cima de las montañas. Para ello adaptaron un ala flexible y ligera, que sirviera para planear por el cielo abierto. El parapente funciona sin motor y el equipo completo puede pesar entre 20 y 25 kilos.
Para las personas que apenas comienzan a experimentar los vuelos recreativos, esta es una de las formas más sencillas de volar. Para hacerlo, explican los expertos, se deben combinar las condiciones meteorológicas ofrecidas por la naturaleza y la experiencia del piloto, logrando así realizar vuelos que duren varias horas, alcanzar grandes alturas y recorrer largas distancias, acompañadas siempre de paisajes espectaculares.
El vuelo para principiantes se realiza con el acompañamiento de un instructor; el pasajero y el piloto van juntos. Los hermanos Andrés y Alejandro Gallego, instructores de la escuela de parapente Dragon Fly, aseguran que el pasajero siente la adrenalina de dejarse llevar por las corrientes de aire y no necesita de conocimientos previos sobre el deporte. Enfatizan en que para volar en parapente “solo se requiere que la persona sea capaz de correr o caminar, dependiendo de la intensidad del viento”. No obstante, es importante tener en cuenta que quien desee vivir esta sensación debe contar con unas condiciones mínimas de salud. “Por ejemplo, que no sufra del corazón o pánico a las alturas”, advierten estos expertos parapentistas.