Cuidar

El aumento de homicidios y de la inseguridad en varios municipios de Oriente es una situación que requiere atención de las autoridades y fuerza en los procesos sociales con la comunidad.

- Publicidad -

El reloj estaba muy cerca de marcar las dos de la madrugada del 1° de agosto cuando encontraron el cuerpo golpeado y sin vida de Berta Fabiola Yepes, en la vereda Alto del Mercado, en Marinilla. Casi cuatro horas más tarde, la policía detuvo al sospechoso de haber cometido un presunto feminicidio.

Semanas atrás, exactamente el 14 de julio, a las 7:05 de la mañana, las autoridades de ese municipio recibieron un reporte: encontraron sin vida y con lesiones a una mujer que vivía en el barrio Santa Ana. Las historias se repiten cada semana en varios municipios: agresiones contra las mujeres, niños, personas mayores o comerciantes. Hasta los animales son agredidos.

Después de revisar día a día la vida de los municipios de Oriente es posible decir que hay dos realidades simultáneas que conviven: por un lado está aquella que habla de desarrollo y crecimiento económico, y, por otro lado, aquella que se ve en nuestras ciudades, revela inseguridad y muestra la forma violenta que tienen algunos de ir por la vida.

ENTENDER LA SEGURIDAD COMO
UN TEMA QUE INVOLUCRA
FACTORES SOCIALES Y TRABAJAR
POR LA BUENA COMUNICACIÓN
ENTRE LOS LÍDERES ES VITAL EN
ORIENTE.

- Publicidad -

Para entender mejor ese mundo de contrastes que tiene Oriente, la Mesa de Derechos Humanos del Oriente antioqueño y el Observatorio de Paz, Derechos Humanos y Medio ambiente presentaron un informe titulado Bajo el cielo que perdimos.

Basado en varios informes, artículos, documentos y textos, este informe incluye datos que llaman la atención: la desaparición forzada aumentó un 328 % en los últimos 4 años, y entre el 2020 y el 2023 hubo 731 homicidios, en 23 municipios. El mismo informe también revela que la pobreza monetaria afecta al 25 % de la población y que el trabajo informal alcanza una cifra aproximada del 66 %. 

Esta edición que traemos es un reconocimiento a esas personas que trabajan para que los sucesos oscuros de cada día no ganen ventaja: la gente que se unió por el cuidado de todos en La Ceja, una calígrafa que cuida las palabras y aporta al arte, un politólogo que aprende y enseña sobre bebidas y cultura en El Santuario, y un grupo de expertos que trabaja para evitar que Oriente siga siendo uno de los lugares donde hay más atropellamientos de fauna en Colombia.

A ellos se suman los voluntarios de la Sociedad de Mejoras Públicas, unos empresarios que buscan el bienestar de sus empleados, la sede nueva del Cesde en Rionegro y un artista como Hugo Zapata que apoya causas y es inspiración.

- Publicidad -

Las columnas hablan del necesario “don de gentes” y de la importancia de escoger lo que comemos. Nuestra portada es un homenaje a un ave que existirá mientras haya ramas donde posarse. En medio de todas estas historias, tal vez el verbo cuidar sea la palabra común a todas.

Y es que, aunque sean necesarias las cámaras de seguridad, las leyes o los policías, nada cambiará para bien en Oriente hasta que no haya el deseo colectivo de tratar con delicadeza todo lo que existe.

- Publicidad -

Más notas

- Publicidad -

Más noticias

- Publicidad -