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Cuidando la autoestima
Una autoestima equilibrada es uno de los rasgos distintivos de las personas saludables. Para poder tenerla en niveles ideales (determinados por cada cual o un terapeuta) es necesario trabajar en ella y dedicarle tiempo y disciplina como si fuera ejercicio para desarrollar un músculo del cuerpo.
Dice el psiquiatra Juan Ramiro Jaramillo, especialista en psiquiatría de enlace de la Universidad Vanderbilt en Estados Unidos, que la importancia de la buena autoestima radica en su relación directa con la salud fisiológica, es decir que una mala autoestima puede tener implicaciones en la salud mental como una depresión o formas de somatización.
Según el doctor Jaramillo, las personas comúnmente sufren de problemas de autoestima como secuela de situaciones emocionales, tales como los divorcios o separación de la pareja de largo tiempo, despido laboral, aumento de peso o alguna eventualidad o suceso que como individuo o como sociedad consideramos un fracaso. “Para algunas personas el divorcio no es un fracaso y continúan sus vidas de manera más tranquila que aquellas que lo toman como un revés en su vida”. Aún más complicadas las cosas para quienes sienten que la separación de su pareja es un rechazo por parte del otro, o quienes son despedidos del trabajo sin que la empresa para la que trabajan haga más despidos, o para quienes han empezado un proyecto de empresa o de vida que no da los resultados esperados.
De niños todos tenemos una autoestima saludable. Hasta los 7 u 8 años, los niños son poco conscientes de sí mismos y tienen un acercamiento a la vida practico e inocente que les permite ser felices y vivir sin la constante autocrítica del adolescente y adulto, explica Juan Ramiro. Para retomar un poco esa tranquilidad del ser, hay que tener primero que todo paciencia, pues no es un proceso rápido. Segundo, visitar a un terapeuta es importante, sea psiquiatra o psicólogo. Alguien con quien compartir la visión que tenemos de nosotros mismos para ver una perspectiva nueva o volvernos conscientes de lo severos que somos al juzgarnos. Tercero, tener y ejecutar proyectos. Dice el experto que “quienes no tienen proyectos están muertos en vida”, y por proyecto se refiere desde las cosas más simples como terminar un libro, hasta cosas medianamente complejas como bajar de peso, conseguir empleo, aprender a bailar tango, o metas de largo plazo como estudios, compra de propiedades o tener una familia. Como cuarta recomendación está el ejercicio. No solo un buen estado físico nos dará una mejor opinión de nosotros mismos sino que las ya conocidas endorfinas, asegura Juan Ramiro, en algunos casos han logrado reemplazar pastillas antidepresivas en cuadros menores de depresión. Y como encima de estos beneficios, el deporte y ejercicio también proporcionan esa sensación de conseguir algo, de cumplir una meta cada vez que terminamos la rutina de ejercicio, haciéndolo parte de los proyectos mencionados en el punto anterior. Quinto: actitud y programación mental. Una buena disposición para cambiar puede lograr maravillas dice el doctor Jaramillo. Es importante reafirmar la buena autoestima recordando y visualizando aquellos momentos en que hemos sido exitosos, en que hemos logrado metas o en que hemos recibido cumplidos de otras personas, así como visualizar la mejor versión de nosotros mismos en el futuro. Sexto: una buena alimentación que no solo sirva para vernos de forma más atractiva sino “que mantenga un nivel glicémico estable ya que los picos pueden alterar los estados anímicos de forma sutil en algunas personas y de forma severa en otras”.
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