Cuatro niños de Medellín fueron elegidos para representar a Colombia en el Festival Petrof, convocado por la fábrica de pianos del mismo nombre.
Llegaron puntuales a ensayar. El sitio de encuentro era el auditorio del edificio de música de Eafit. Se preparaban para un concurso en Bogotá. Un total de nueve estudiantes, entre niños y niñas, dieron un gran concierto en el que el objetivo era tocar frente a una audiencia. Detrás de este ensayo está la corporación Piano Academy que dirige Natalia Ramírez, pianista dedicada gran parte de su tiempo a la docencia de este instrumento.
De la mano de Natalia, cuatro de los nueve artistas que estaban esa tarde de sábado ensayando viajarán en julio a Praga al Festival Petrof, un evento organizado por la marca de pianos del mismo nombre, una de las más prestigiosas del mundo.
Son Tomás Baena, de 12 años; Salomón Alonso, de 10; José Samuel Mejía, de 7; y Juan Pablo Cardona, de 12. Cada uno lleva tocando piano entre cuatro y cinco años, y su nivel ha llegado tan alto que les valió para recibir la invitación al evento. El sueño aún está por cumplir, pues deben recaudar los fondos necesarios para poder viajar.
El evento
Se trata de un gran festival en el que los pequeños talentos tendrán la oportunidad de recibir clases maestras con profesores de prestigio mundial; cinco clases individuales con grandes maestros; y es un espacio para tocar con músicos de otras partes del mundo en ensambles de música de cámara. También podrán participar en el concurso que se celebra durante el Festival.
Será una experiencia para la vida, en la medida en la que habrá intercambios culturales, recorrerán Praga y otras ciudades de República Checa. Además, una de las oportunidades que más ilusiona a los niños es la visita a la fábrica de Petrof. Allí podrán ver cómo la madera se convierte en ese instrumento musical que tanto les apasiona. “Enviamos a la organización videos de ellos tocando, así fueron seleccionados”, celebra Natalia.
Cuando se les pregunta por qué quieren ir a Praga, los ojos brillan de la emoción. Hablan los cuatro al mismo tiempo. Todos coinciden en una sola palabra: “aprender”.
Para Juan Pablo, por ejemplo, visitar la fábrica de Petrof es una gran oportunidad: “es un lugar que nos inspira”. Además, sueña con recorrer y conocer calles y callejones de Praga. José Manuel dice que para él, “el piano es alegría, me encantan sus notas. Quiero aprender mucho más y por eso quiero ir al Festival”. A Tomás le encanta hacer música con sus dedos y sabe que en el campo de verano “voy a mejorar mis habilidades”. Y finalmente, Salomón quiere aprovechar esta oportunidad “para explorar nuevos retos”.
El trabajo de Natalia
El viaje a Praga de estos cuatro estudiantes es solo una de las iniciativas que Natalia Ramírez impulsa desde la corporación Piano Academy. En total 35 niños entre los tres y los 15 años reciben formación musical especializada en este instrumento.
Natalia enfoca sus esfuerzos en ofrecer becas a estudiantes de bajos recursos, también organiza cada año Pequeños Solistas, un concierto en el que sus estudiantes tienen la posibilidad de compartir el escenario con músicos profesionales de la ciudad. Ella trabaja entonces para formar a los futuros pianistas de Medellín, se preocupa porque, por un lado, disfruten lo que hacen y por eso los lleva a conciertos y ensayos; y por el otro, que entiendan que el piano es disciplina, es técnica y es sensibilidad. “Quiero que se enamoren del instrumento, pero que al mismo pongan los pies en la tierra, que entiendan que su talento debe estar de mano de la constancia y la formación”, concluye.
Por: Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]