Cuando el achís es más que un estornudo

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En épocas de lluvias y de emergencia ambiental, los niños aumentan sus alergias. Hay que estar atentos a los síntomas para evitar sus complicaciones en la vida adulta.

Por Juan Pablo Tettay De Fex /  [email protected]

Ojos rojos, congestión nasal, estornudos, tos constante… En meses como marzo y octubre síntomas como estos empiezan a agravarse en niños menores de cinco años. No es gratuito, son momentos en los que dos factores ambientales aparecen afectando las alergias de los más pequeños: por un lado, las fuertes lluvias y, por el otro, la situación medioambiental, que en la ciudad hace que aumenten las partículas contaminantes en el aire que respiramos.

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Según cifras estimadas por la IPS Universitaria, cerca del 30% de la población infantil colombiana sufre alguna enfermedad de esta índole. Por lo que, si los bebés y los niños presentan síntomas de alergia, la recomendación de los especialistas es buscar inmediatamente un alergólogo.

Según el doctor Carlos Fernando Chinchilla, alergólogo pediátrico de la IPS Universitaria, si las alergias de las vías respiratorias no son tratadas de forma adecuada en los primeros años de vida, pueden derivar en complicaciones en la etapa adulta e, inclusive, llevar a deformaciones en los pulmones. Hay que estar atentos a los síntomas para reaccionar a tiempo.

Los síntomas

“Es normal que antes de los cinco años, los niños tengan entre ocho y diez episodios catarrales en un año” explica el doctor Chinchilla. Sin embargo, en Medellín es común que los pequeños vivan en una “eterna moqueadera”. Esto se explica en los niveles de contaminación que se agravan aún más por las características geográficas de la ciudad. Además de la obstrucción nasal, hay que estar atentos a otros síntomas como la rinitis, la picazón constante de la nariz, ojos rojos, conjuntivitis, fotofobia, piel seca y, en algunos casos, alergias alimenticias.

Ante cualquiera de estos síntomas, es necesario buscar al alergólogo para identificar la fuente. “Un paciente con una enfermedad alérgica pierde mucha escolaridad y los padres invierten mucho tiempo cuidando a sus hijos. Además, los medicamentos pueden llegar a ser los menos adecuados para tratar la enfermedad si el médico que atiende al paciente no es alergólogo y elabora recetas más costosas e ineficientes”, dice el médico Chinchilla.

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Las lluvias

Según Chinchilla, en días de lluvias intensas aparece una enfermedad llamada “asma de las tormentas”. Sucede que cuando llueve, el polen absorbe el agua y se divide en cientos de partículas mínimas que se inhalan con facilidad. Durante una tormenta, el agua penetra en el polen con mayor rapidez, lo que acelera su ruptura. Esto aumenta sus niveles en la atmósfera. Y cuando a esto se añade el viento fuerte, las partículas tienen mayor alcance. Se da inicio a una reacción alérgica que ocasiona ataques de asma. Las personas que ya tienen esa condición son mucho más susceptibles que los demás. También lo son quienes sufren de rinitis alérgica al polen.

Prevenir

Ante una crisis ambiental, se hace necesario oír los llamados de las autoridades ambientales de evitar las actividades al aire libre, más si hay alergias o asma de por medio. Pero también pueden tomarse medidas cotidianas que ayudarán a evitar los episodios alérgicos: en casa se hace indispensable evitar el humo del cigarrillo y no exponer a los niños al polvo del hogar, por ello se debe sacudir y barrer siempre que ellos no estén. Además, se deben evitar los objetos que acumulen partículas.

Por otro lado, en temas escolares es fundamental informar al colegio si los niños sufren de alguna alergia y comunicar muy bien cuál es el protocolo de atención y los medicamentos que deben suministrarse si llega a suceder un episodio.

 

Consejos para evitar los efectos de la contaminación

  • Mantenerse informado sobre las alertas ambientales.
  • Evitar paseos y permanecer mucho tiempo en la calle,
    sobre todo en las tardes.
  • En días calurosos, proteger nariz y boca y consumir mucha agua.
  • Evitar zonas de tráfico pesado.
  • Optimizar la calidad del aire en casa eliminando humo de tabaco, humedad y polvo.
  • Evitar abrir las ventanas en días de alta contaminación.
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