Cada vez son más los conocidos que, al llegar a los 30 años, deciden empezar a entrenar para ser maratonistas o ciclistas de ruta. Pero no empiezan cualquier entrenamiento, priorizan el deporte como si fuera lo más importante de su vida.
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Muchos de ellos, que en el colegio buscaban cualquier excusa para no estar en la clase de educación física, ahora se han convertido en auténticos “runners” o “ultramaratonistas” Están obsesionados con “lograr bajar su marca de los 21K” y comparten con orgullo sus logros deportivos en redes sociales y con medallas colgadas en sus neveras.
Curiosamente, un fenómeno similar ocurre con la construcción de nuestra marca personal, especialmente en el mundo digital. Es muy probable que en nuestros 20, como estudiantes o en nuestros primeros trabajos, ni se nos pasara por la cabeza la importancia de construir una buena presencia y reputación en línea. Sin embargo, a medida que pasan los años y avanzamos en nuestras carreras profesionales, al igual que con el deporte, muchos comienzan a ver la necesidad de mejorar su perfil de LinkedIn.
Ambas actividades, tanto el deporte como la marca personal, comparten una característica fundamental: nunca es demasiado tarde para comenzar. No obstante, existe una gran diferencia en los beneficios que cada una aporta. Mientras que el ejercicio físico trae consigo una satisfacción personal innegable, y realizado de manera correcta (pues abundan los lesionados) una mejor salud física; una marca personal sólida puede acelerar la carrera profesional en términos de negocios, ascensos o nuevas oportunidades.
Al igual que al iniciar una rutina para correr una maratón o pedalear un gran fondo, construir una marca personal requiere disciplina, constancia y esfuerzo. No basta con crear un perfil en LinkedIn; es necesario definir una estrategia clara, ser consistente en la creación de contenido y establecer conexiones de valor. Y así como en un plan de entrenamiento de alto rendimiento hay momentos en qué uno se cuestiona el “para qué fue que me metí en esto,” en la construcción de una marca personal habrá momentos de desmotivación pues los esfuerzos no se ven traducidos en resultados tangibles, pero al final, en ambos mundos el resultado general compensará el esfuerzo a largo plazo, llámese “bajar de las dos horas en los 21k” o “logré una reunión que se convirtió en el cliente más importante de la compañía.”
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Una marca personal bien construida nos posiciona como expertos en nuestro campo, nos hace más visibles ante oportunidades laborales (internas y externas) y permite construir una red de contactos valiosos que sirven tanto para el presente como futuro de nuestras carreras. Una marca personal es sin duda, una de las mejores inversiones en nuestro crecimiento profesional y organizacional.
Si bien nunca es tarde para empezar a ejercitarse o construir una marca personal, cuanto antes comencemos, mayores serán los beneficios. Al contrario de lo que muchos líderes aún creen, una marca personal no es simplemente una herramienta para “buscar trabajo,” es una plataforma que nos permitirá destacar en nuestro sector, generar confianza con nuestra comunidad, y hacer que se nos abran puertas sin que tengamos que tocarlas.
Así que, al igual que aquellos conocidos que escucho subiendo a “patios” o “las palmas” en las mañanas, les invito a empezar a postear los martes y los jueves algo de valor para sus audiencias profesionales. ¡A hacer más visible su valor!
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