El pasado 27, 28 y 29 de septiembre, Plaza Mayor fue sede de una nueva edición de la Feria de la Vivienda de La Lonja, un espacio para presentar la oferta de vivienda nueva y usada en la región. Este evento se convierte en una oportunidad para que más familias colombianas puedan cumplir el sueño de adquirir una vivienda propia y, con ello, construir un patrimonio.
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Este tipo de encuentros no solo favorecen a los compradores, sino también a los actores del sector constructor e inmobiliario. Desarrolladores y comercializadores nos reunimos anualmente para conocer de cerca las propuestas de nuestros colegas y competencia, así como las estrategias que implementarán para maximizar las oportunidades de venta, las cuales han sido tan esquivas en los últimos meses.
Al recorrer los pabellones y saludar a gerentes comerciales y de mercadeo, entusiasmados por la posibilidad de conectar con nuevos clientes, no pude dejar de pensar en una conversación que tuve hace poco con un emprendedor, en la que discutimos la forma de trabajar de las startups, y no pude evitar cuestionarme cada que pasaba por el pasillo viendo un nuevo stand o un lanzamiento de un proyecto:
¿qué más podemos hacer para movilizar el sector y verdaderamente reactivar la economía, tal como lo logramos después de la pandemia?
Esa conversación activó una pregunta y es justamente en este momento cuando creo que los ecosistemas de emprendimiento tienen mucho que enseñarnos. Nuestro sector, a pesar de su solidez, tiende a ser rígido, poco flexible ante las nuevas dinámicas, y opera de forma individual. Nos alejamos, muchas veces, de herramientas colaborativas como la co-creación, la innovación abierta y la inteligencia de mercados, elementos que han sido claves para la transformación en otras industrias. ¿Qué podemos perder? En realidad, estoy segura de que tenemos mucho que ganar.
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Comprender al consumidor no debería ser una estrategia exclusiva de unos pocos, ni generar confianza en los compradores e inversionistas una fórmula secreta. Tenemos que democratizar el acceso al conocimiento, aprender de las experiencias exitosas de nuestros colegas, y desarrollar nuevas habilidades que nos permitan adaptarnos mejor a los ciclos de mercado. Al crear redes interconectadas, podemos aprovechar más eficientemente las oportunidades del mercado y, a la vez, fortalecernos frente a los retos que nos afectan a todos.
Lejos de volvernos un sector homogéneo, este enfoque colaborativo nos permitirá crear estrategias corporativas diferenciadas, aportando valor a nuestros clientes y dinamizando la economía, un papel que el sector de la construcción ya desempeña como hemos visto históricamente. De la conversación con el emprendedor, quiero resaltar la necesidad de celebrar la diversidad, abrazar las ideas de las nuevas generaciones, conservar la ilusión, no perder la capacidad de asombro y fortalecer una mirada desprovista de paradigmas que nos permitan potenciar el espíritu decidido que, en algún momento, nos impulsó a crear estas empresas que hoy tienen gran trayectoria.
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