Considero que existe un estrecho vínculo entre el consumo y el desecho responsable porque la mayoría de los objetos que compramos terminan rápidamente desechados.
Sin embargo, tendremos más éxito cuidando el ambiente con estas prácticas si ponemos más atención a nuestros consumos: si somos más reflexivos al momento de consumir, tendremos menos objetos qué desechar.
Los medios de comunicación influencian con información sobre los efectos nocivos de una mala separación en la fuente, de la problemática asociada a los recicladores, entre otras cuestiones que inciden en que sea más evidente el daño ambiental al desechar que al consumir.
Para ser cada vez una mejor consumidora responsable estas son algunas de mis reglas: salir de mi casa con cubiertos metálicos, botella de agua, bolsa de tela, coca plástica si voy a ir a un lugar en el cual compraremos comida preparada.
Además, elegir siempre productos locales, lo cual aplica al vestuario y productos de limpieza, e intentar comprar a productores que reciben los envases para ser reutilizados. Frutas y vegetales son directamente del campesino o de una cadena corta de comercialización, lo cual garantiza que recibe un mejor pago.
Finalmente, es preguntarse antes de escoger cualquier producto: ¿es posible realizar una compra que genere menos impacto? Si la respuesta es sí, mejor no lo compres.