¿Imaginas tener un celular de última generación pero sin datos ni conexión a internet? Lo mismo pasa con el Open Banking y la imposibilidad de conectarse con los datos. Para que la tecnología funcione de manera adecuada, deben existir redes por las cuales transite de manera segura la información, permitiendo el acceso a la misma.
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¿Te ha pasado que vas a un restaurante y te preguntan si quieren factura electrónica, pero seguidamente te pasan una hoja y un papel para que anotes tus datos personales? Lo increíble, es que cuando pagas, lo haces con tu tarjeta débito o crédito, en la que aparecen los datos que acabas de poner en el papel.
Existe un gran reto en la conexión de la información y el acceso a la misma. Esto ayudaría al gobierno a hacer un mejor seguimiento del consumo y los impuestos. Y a las empresas les permitiría ofrecer mejores servicios y más oportunos.
Aunque existen avances en temas conceptuales y normativos, necesitamos una regulación global y sin contradicciones. No es posible que por un lado se hable de Open Banking, pero por otro se bloquee el acceso por confidencialidad, protección de datos personales o privacidad.
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Sé que muchos pueden pensar que compartir información tiene riesgos para los usuarios. Sí, es cierto. Pero los riesgos se administran. El problema no es la tecnología per se, sino el uso que hacemos de la misma. Subirse a un avión tiene riesgos, pero no cabe duda que es un gran avance poder llegar al continente europeo en 11 horas de vuelo y no tener que gastar meses viajando por barco, que ojo: también tiene riesgos.
El pasado 19 de marzo fui seleccionada para hacer parte de la Junta Directiva de Colombia Fintech. La asociación que reúne 346 Fintechs colombianas, que ofrecemos servicios y productos financieros a través de la tecnología y en el último año generamos más de 26.000 empleos.
Cabe resaltar que Colombia ha tenido un crecimiento significativo en el ecosistema Fintech, gracias a los avances en la regulación, la innovación en servicios financieros, las alianzas entre entidades del ecosistema, alianzas con la banca tradicional, e incluso las alianzas público – privadas, que hoy hacen que la sociedad sea mucho más receptiva en la adopción de nuevas tecnologías. Esto ha incentivado la creación de empresas, generación de empleo y desarrollo de nuevas habilidades en nuestros jóvenes.
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Colombia se ha convertido en la escuela de formación de talento tech, con el apoyo de entidades como el Sena y emprendimientos como Platzi, que los acompañan en su su proceso de formación, y empresas Colombianas como las Fintech que se convierten en su primera experiencia laboral. Es por eso que cada vez hay más empresas extranjeras buscando talento tech en Colombia o abriendo sucursales en nuestro país.
Desde Finaktiva, usamos la tecnología como un facilitador de la administración, liquidez y crecimiento de las empresas colombianas. Sabemos que el futuro lo construimos juntos, y por eso nos gusta ser miembro activo de agremiaciones como Colombia Fintech, que nos permite seguir construyendo y transformando en compañía de otros actores.
Hay un mundo tech maravilloso al que podemos sacarle el mejor provecho para aprender cosas nuevas y seguir creciendo. Debemos generar acciones de cambio y estar abiertos a explorar y usar la tecnología. Recordemos que las acciones vienen de nuestros pensamientos, así que pensemos positivo para generar acciones positivas.
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