Inspirados en el olimpismo y la solidaridad, y contra todas las dificultades, Milena y Juan José apoyan a 100 jóvenes que preparan su carrera deportiva. La nueva meta: una sala de estudio.
Motivados por las exigencias que implica el deporte como padres de familia, porque en muchas ocasiones no pudieron solventar los gastos de Juan David en patinaje y luego ciclismo -es selección Antioquia de pista- y de Emily, con patinaje y levantamiento de pesas, Milena Henao y Juan José Ochoa crearon la fundación Saetas: una forma de retribuir esfuerzos como los de profesores y de papás de compañeros, que ayudaron con pasajes y refrigerios, con tal de que sus hijos pudieran seguir entrenando.
Con Saetas, Milena y Juan José hoy les brindan apoyo en alimentación a 50 jóvenes que practican distintos deportes en la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. Allí montaron un local para distribuir refrigerios entre lunes y viernes.
La fundación también maneja Saetas en el barrio, que brinda clases de patinaje, boxeo y baloncesto a 45 niños de El Picacho y a mediano plazo, cuando consigan la dotación requerida en computadores, quieren Saetas Virtual, para que los deportistas puedan hacer sus tareas en la Unidad Deportiva mientras llega la hora de los entrenamientos.
Milena reconoce, entre lágrimas, que ni ella ni su esposo tienen empleo, por eso la labor que realizan es aun más meritoria. La fundación, por mes, tiene gastos superiores al millón 200 mil pesos, “pero primero son los deportistas”. “Dios proveerá”, añade Juan José. Las oportunidades que les están brindando a estos jóvenes, dicen, pueden hacer la diferencia entre el camino de la disciplina, la responsabilidad y los valores del olimpismo o los riesgos que presenta la sociedad.
No exigen muchos requisitos para aceptar a los beneficiarios del apoyo, de hecho, los eligen en compañía de los entrenadores. Eso sí, tienen claro que quien no sea constante, responsable y respetuoso no puede continuar en el plan.
No son pocas las veces que Milena y Juan José se angustian porque no tienen dinero para la siguiente semana. “Saetas es algo inexplicable, humanamente no es posible para nosotros”, dice ella, porque al final siempre encuentran cómo seguir aportando dedicación, constancia, amor y agradecimiento por la oportunidad que sus hijos recibieron.
Por: Clara Giraldo Agredo / [email protected]