Al menos hasta el cierre de esta edición, nada nuevo había pasado con CDO y las familias afectadas por esta constructora en El Poblado: Asensi, Continental Towers y Space. La mayoría seguía en el mismo limbo (con excepción -como es apenas abvio- de los dueños de las ya inexistentes torres 5 y 6 de Space) y la constructora seguía firme en su propuesta de repotenciación.
Lo que sí es novedad es el comunicado expedido por CDO, aunque sin firma de su gerente, Pablo Villegas, o de su representante legal, María Cecilia Posada, y muchísimo menos del fundador de la empresa, exdirector de la SAI, exgobernador de Antoquia y excalde de Medellín, entre otros cargos, Álvaro Villegas Moreno.
Lo primero que llama la atención en el comunicado enviado a Vivir en El Poblado (lo segundo, pues lo primero es la falta de firmas) es la descarga de responsabilidades que la constructora CDO (Lérida CDO y Vifasa CDO) hace sobre Planeación Municipal (página 3 de esta edición).
No es la primera vez que, como Poncio Pilato, CDO se lava las manos. Ya lo había hecho con el ingeniero calculista Jorge Aristizábal, quien agrupa varias de las características de los chivos expiatorios.
Pero mientras continúa el chute de culpabilidades y se avanza en la investigación para determinar responsabilidades, los propietarios afectados por la constructora en El Poblado siguen viendo correr el tiempo sin solución justa y definitiva a la vista, que no es otra que la devolución de su dinero.
Señores Villegas, no le den más vueltas al asunto, no sigan dilatando plazos porque el común de la gente no está acostumbrada a enredarse en atajos, no quieren y no se lo merecen.
¿Cómo se les puede hacer entender a los dueños de CDO que nadie quiere endeudarse de por vida por unas torres “repotenciadas” y mucho menos vivir en ellas?
¿Acaso a alguno de los dueños de CDO le parecería justo comprar una lavadora nueva y que esta le resulte con el motor averiado, le despedace la ropa y le inunde la casa, se le desprenda la tapa y le cause otros daños, pero que, además de eso, al ir a hacer el reclamo no le devuelvan la plata sino que la única opción que le ofrezcan es “repotenciarla”? ¿Accederían a esa desfachatez? Claro que no. Exigirían la devolución del dinero, nada más, con tal de salir del mal paso y no perder más tiempo.
Y eso que lo que vale una lavadora no tiene punto de comparación con lo que cuesta cualquiera de los apartamentos vendidos por CDO, ni su precio obliga a trabajar toda una vida y a hacer sacrificios de toda índole para pagarla. Y, lo más importante, no tiene el valor emocional que tiene un hogar.
¿Por qué entonces, señores de CDO, quieren castigar a los que les dieron su voto de confianza y les entregaron sus ahorros, obligándolos a trabajar de por vida para pagar una casa en la que no quieren estar porque no es lo que compraron, no les ofrece seguridad, está desvalorizada y les trae malos recuerdos? Otra cosa es que ustedes les hubieran ofrecido en el momento de la venta una vivienda “repotenciada”, lo que no sucedió. Pero esta gallina ciega no es justa con nadie. Ni siquiera las parejas cuando se dan cuenta de que su cónjuge no es la persona que creían que era, se resignan a quedarse casados: la mayoría se separa o se divorcia, así les duela. Menos presentación tiene dejar a alguien encadenado eternamente a una compra equivocada.