Una empresa de mensajería, ganadora del reconocimiento a mayor productividad sostenible de 2018 otorgado por la Cámara de Comercio Aburrá Sur, cuenta cómo redujo sus emisiones.
Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
La compañía Domilogística nació hace 17 años por iniciativa de Rodolfo Hernández, quien pensó en una empresa de mensajería como proyecto de grado para obtener el título como ingeniero de producción. Ahora tiene 142 empleados, de los cuales el 90% recorre la ciudad en moto.
Con el apoyo del Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia (CTA) desarrolló un modelo que además de compensar su huella de carbono permite ampliar la productividad sostenible. Ha obtenido reconocimientos y hasta mejorado la calidad de vida de sus empleados. Hablamos con él.
¿Qué tan difícil fue ingresar en la dinámica de una empresa sostenible?
“Éramos conscientes de que nos faltaba ahondar en la compensación al medio ambiente por el material contaminante que generan nuestros vehículos. Por el total de las motos que tenemos, estimamos que emitimos unas 2.4 toneladas de material particulado al año. Logramos cuantificarlo por medio de los profesionales del CTA y decidimos mitigar ese daño ambiental”.
¿Cómo superaron el reto de actualizar el parque automotor?
“Una moto antigua con un mantenimiento precario consume más combustible, y por ende, genera más contaminación. Mediante cálculos nos dimos cuenta de que una moto de esas consume unos 5 millones de pesos de más en comparación con una nueva, que vale en el mercado unos 4 millones. Con ese ahorro compran otra moto y les queda dinero”.
Lograron un gana – gana.
“18 personas han cambiado de moto. El primer colaborador que hizo el cambio tenía una moto de 200 centímetros cúbicos, al comprar una de 110, el ahorro era impresionante. Con ese dinero pudo irse a vivir a otro barrio y mejorar su calidad de vida”.
¿Cómo fue todo el proceso de compensación ambiental?
“Incentivamos al personal. Actualmente estamos sembrando en Envigado 650 árboles al año y se hace por medio de los colaboradores y sus familias para crear conciencia en los menores de edad”.
Ese proyecto los llevó a Japón a intercambiar experiencias ¿Qué aprendió en esa misión?
“Allá lo tienen claro: es una decisión más política que otra cosa. Mientras acá los impuestos hacen que un vehículo eléctrico cueste el doble que uno de combustión, allá dan incentivos a la movilidad eléctrica y no motorizada. No me entendían cómo en Medellín se aplica el pico y placa siendo tan improductivo”.
¿Qué sigue en el camino de la sostenibilidad?
“Ya tenemos bicicletas eléctricas que suben, por ejemplo, la loma de El Tesoro con un mínimo esfuerzo, y sigue terminar de formar otro perfil de mensajero. Queremos seguir esa senda sostenible entre las empresas de transporte liviano”.