Por Juan Felipe Quintero
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Mi “caprichito” apostó por una Bandeja: fríjoles montañeros (de notas dulzonas que encantan), carne en polvo, chorizo, morcilla, arroz, tajada de maduro, huevo, aguacate. De remate, un chicharrón, aunque bien pude elegir el Tocino en cajón, crocante y lleno de carne, elaborado en la técnica del cajón chino.
Prometían alcahuetear y a mi mesa llegó una porción de gran generosidad. Un “¿quiere comer? ¡Pues coma! Y bastante”. Mis amigos de mesa eligieron el Pollo popular, pechuga asada en salmuera de comino, ají dulce, panela y vinagre, y Posta de la Negra, cocida con cerveza, más arroz con coco, patacones, ensalada, arepa y hogao. Comida a dos manos, además de calidad, y servida con lujo en vajilla de El Carmen de Viboral. El postre fue toda una novedad: un dulce momposino creado con papa y queso.
Hay mondongo, ajiaco, cortes premium, salmón… y, como detalle de tradición, el menú infantil evita las croquetas de pollo con papitas o las salchipapas. En casa de matriarcado hay sopitas de ajiaco y de mondongo o frijoles “con cositas”.
La Matriarca es cocina de identidad, cocina con amor, dedicación, consagración, sello familiar, que complementa con una sección del restaurante, por demás, de gran formato con sus 250 mesas, con comida de mar y con un próximo café, que surtirán con producción de Ciudad Bolívar, dispuesto para el brunch o el algo de la tarde.
Para el postre me pidieron ser de “mente abierta”. Dije sí y a mi mesa llegó un postre de papa
Están de puertas abiertas de lunes a jueves entre 11 am y 10 pm, los viernes y los sábados hasta las 2 am y los domingos hasta las 5 pm. Acompañan con música en vivo y son pet friendly.