El panorama económico de Colombia en 2024 dejó dudas. Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) creció por debajo de las expectativas iniciales, la diferencia fue mínima, lo que refleja cierta capacidad de adaptación en medio de un contexto global complejo. Con un crecimiento ligeramente inferior al previsto por JPMorgan, la economía colombiana mostró señales mixtas que plantean tanto oportunidades como retos para 2025.
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Uno de los aspectos positivos destacados por JPMorgan fue el impulso de la demanda interna, especialmente desde los hogares, que mantuvo activa la economía a pesar de la desaceleración en otros frentes. Sin embargo, el consumo público mostró signos de estancamiento, en gran parte debido a problemas fiscales y a una ejecución presupuestaria deficiente. Esta situación refleja un dilema crítico para el gobierno:
¿Cómo estimular el crecimiento sin profundizar el déficit fiscal que ha afectado las finanzas públicas en los últimos años?
El mercado laboral y la industria también enfrentan desafíos. Sectores clave como la manufactura y la construcción continúan rezagados, lo que impacta directamente en la creación de empleo y el dinamismo económico. Por otro lado, la agricultura y los servicios lograron impulsar el crecimiento, aunque con la advertencia de que estos avances podrían ser temporales, especialmente en el caso del sector agrícola, sujeto a ciclos productivos variables.
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Las proyecciones para este año se mantienen conservadoras, con un crecimiento estimado del 2,5 %. Sin embargo, factores como las altas tasas de interés reales y una inflación superior a las expectativas siguen limitando el potencial de inversión. Según JPMorgan, la economía colombiana está atravesando un necesario proceso de ajuste tras el sobrecalentamiento de 2022, pero sin un estímulo adecuado a la inversión, el crecimiento a mediano plazo podría verse comprometido.
En este contexto, las políticas económicas deberán enfocarse en equilibrar las finanzas públicas, mejorar la ejecución presupuestaria y generar incentivos claros para la inversión privada. Solo así Colombia podrá convertir la situación actual en una oportunidad para consolidar un crecimiento más sólido y sostenible en los próximos años.