Los despojos mortales del inmolado dirigente político ya reposan en una de las bóvedas del Cementerio Central de Bogotá. Durante tres días, desde que se produjo su deceso, el cuerpo del excongresista permaneció en cámara ardiente en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional.
Previo a la ceremonia religiosa, el Congreso de la República, en pleno, rindió honores a la memoria del exsenador del Centro Democrático. Luego, sobre el mediodía, en un cortejo fúnebre por el centro de Bogotá, su féretro fue trasladado hasta la Catedral Primada de Colombia.
La misa fue presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, y secundada por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Durante la homilía el prelado púrpura equiparó el dolor que siente la familia de Uribe Turbay a la pena de miles de colombianos que, también han padecido, de manera directa, el azote de la violencia e invitó al país a retomar los postulados de paz, perdón y reconciliación.
El hijo del exsenador, Alejandro, protagonizó varios momentos emotivos a lo largo de la ceremonia. De manera espontánea, el pequeño puso algunas rosas blancas sobre el féretro de su padre, el cual estaba arropado con la bandera de Colombia.
La escena trajo a la memoria el trágico momento que vivió Miguel hace 34 años cuando su madre, Diana Turbay Quintero, fue asesinada mientras estaba secuestrada por el narcotráfico. Para la época, él tenía la misma edad que hoy tiene su hijo huérfano, cuatro años.
Luego de la comunión, María Claudia Tarazona y Miguel Uribe Londoño, esposa y papá del dirigente asesinado tomaron la palabra con dos sentidos discursos que provocaron lágrimas, manifestaciones de pesar y consecutivos aplausos entre los presentes.
Revestida de valor y acompañada por sus hijas María, Emilia e Isabella, y su pequeño, Alejandro, la mujer dedicó cada palabra a la memoria de su esposo: “Miguel fue un hombre apasionado, sobre todo en el amor hacia mí, un amor tan grande e intenso que me alcanza para el resto de mi vida”.
Recordó que su esposo fue un soñador que luchó incansablemente por cumplir sus anhelos: “El más importante, que Alejandro y las niñas no vivieran jamás lo que él tuvo que vivir cuando a la edad de cuatro años la violencia le arrebató a su mamá. Soñaba con no perderse un minuto de la vida de Alejandro, hoy es desde el cielo donde podrá cumplir su sueño y estará cada día de su vida”, leyó.
Como político lo describió decente, honesto y convocante, donde cabían todas las formas de pensar y distintas ideologías: “Eso sí, arropadas siempre bajo el manto sagrado de la democracia, no de las armas, ni la destrucción”.
El mensaje de su papá
Entre tanto, Miguel Uribe Londoño, padre de la víctima, comenzó su lectura hablando acerca de las paradojas de la vida: “Hace 34 años en esta misma catedral con una mano despedía a mi esposa, Diana Turbay, y con la otra cargaba a mi hijo, Miguel”.

Recalcó que la historia se repite y que tres décadas después de ese doloroso suceso de 1991, hoy tuvo que decirle a su nieto Alejandro, el hijo de cuatro años de Miguel, que su padre fue asesinado.
En un tono pausado, pero seguro, el papá del exsenador hizo alusión, de manera implícita a los probables responsables del asesinato de su hijo: “No es un hecho aislado, sino que responde a una violencia cuyo origen y responsables el país conoce”. Apuntó a que la opinión pública tiene claridad sobre quiénes están promoviendo la violencia y quiénes la permiten.
En su discurso, cargado de alusiones directamente políticas, hizo referencia al expresidente Álvaro Uribe Vélez y a su partido, el Centro Democrático: “Uribe Vélez vio y reconoció en Miguel el liderazgo del futuro. Las ideas de Miguel están más vigentes que nunca”, afirmó.
Advirtió acerca de la relevancia que tendrán las elecciones de 2026 para cambiar el rumbo del país. Invitó al exmandatario a que retome los postulados de su hijo Miguel para quien sea elegido como candidato para la Presidencia.
“Ustedes acogieron a Miguel en su partido. Ahora se los devuelvo para que con su legado retomemos el rumbo del país. Colombianos, abramos los ojos, despertemos de esta pesadilla, pues desde ya tenemos que organizar y movilizar a nuestra Nación para alcanzar nuestra paz”, concluyó.