Con un concierto el sábado 21 de noviembre a las 5 de la tarde en el Teatro Metropolitano, La Orquesta Filarmónica de Medellín, con dirección de Francisco Rettig, cierra su ciclo de conciertos: Las 9 Sinfonías de Beethoven, uno de los mayores compositores de todas las épocas, que nació en Bonn, Alemania, en 1770. Su infancia estuvo marcada por la pobreza, por un padre tiránico alcohólico y por una madre enferma y ausente. Creció huraño, introvertido y descuidado.
A los 22 años se trasladó a Viena, Austria, capital musical del Este de Europa donde había muchas más oportunidades para un joven músico principiante.
La Novena Sinfonía de Beethoven, estrenada en Viena el 7 de mayo de 1827, trece años después de que se estrenara su Octava Sinfonía, se ha convertido en una de las obras por excelencia de la literatura sinfónica y tal vez, la más recordada de su autor.
La Sinfonía tiene la estructura clásica de cuatro movimientos. El primero de ellos Allegro ma non troppo. Con el segundo movimiento, un Molto vivace, rompe la tradición en la estructura de la sinfonía clásica y da paso al Adagio molto e cantabile e andante moderato, movimiento de gran belleza. El cuarto movimiento, se inicia con una breve introducción que desencadena la intervención de chelos y contrabajos; este movimiento contiene la majestuosa melodía conocida para muchos como Oda a la Alegría.
Esta Sinfonía tuvo gran influencia en compositores posteriores, como Richard Wagner, del cual se dice que aprendió música estudiando la partitura de la Novena y que, incluso, llegó a tenerla intención de hacerle una nueva orquestación. La partitura original de esta Sinfonía, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2003.