Una efeméride que pasó un poco desapercibida en Medellín, pero nos reconcilia con nuestra ciudad y con lo que hemos logrado construir, a pesar de las dificultades. Se trata de los 15 años de fundación de Ruta N, que -esperamos- volverá a ser el motor que impulse la innovación y el desarrollo tecnológico de la ciudad.
Ha tenido años difíciles Ruta N, es cierto. Pero no vale la pena llorar sobre la leche derramada, porque, vista su labor en el tiempo, sus cifras son destacables: desde su inauguración, ha generado alrededor de 25 mil empleos calificados, y ha albergado y recibido más de 300 empresas y organizaciones que trabajan en los sectores de la energía, educación, inteligencia artificial, internet de las cosas, arte 3D y CGI, realidad aumentada, realidad virtual y salud. Y gracias a su labor, Ruta N ha traído al Distrito de Medellín más de 1.000 millones de dólares en inversión extranjera directa en los últimos 15 años.
Pero la importancia de Ruta N no solo radica en las cifras, sino, sobre todo, en mantener el espíritu y el objetivo para la que fue creada, en 2009, en la administración del alcalde Alonso Salazar. Las palabras de Carolina Londoño, directora ejecutiva de Ruta N, durante la conmemoración, pasa de ser una frase de cajón a convertirse en una declaración de la mayor trascendencia, en este aquí y ahora que estamos viviendo en Colombia: “En Ruta N, creemos en el poder de la innovación para transformar vidas”, dijo.
“En Ruta N, creemos en el poder de la innovación para transformar vidas”.
Carolina Londoño, directora ejecutiva.
¿Por qué es trascendente esta declaratoria? Porque Colombia está sufriendo la peor desidia del Gobierno Nacional frente al impulso que debería tener el país en temas de ciencia y tecnología. Lo dijo la congresista Jeniffer Pedraza, en su llamado de atención a la Presidencia: “Por segundo año, el Gobierno recorta un 25% del presupuesto para la ciencia. A este ritmo, en dos años no tendríamos Ministerio de Ciencias”. Y anunció la instalación, junto con otros congresistas, de “una comisión para vigilar y cambiar esta realidad”.
Es una manera de ver el mundo, instalada en las más altas esferas del Gobierno Nacional: la ciencia y la tecnología bajo sospecha; la meritocracia, al traste. El escritor Ricardo Silva Romero, en su última columna del periódico El Tiempo, titulada Caquistocracia, lo resumió así: “Estamos hartos, de izquierda a derecha, de gentes que alcanzan su máximo nivel de incompetencia -ver, por favor, el Principio de Peter– en la casa de Nariño”.
Por eso celebramos la conmemoración de los 15 años de Ruta N, porque, gracias a su trabajo, Medellín alcanzó el título de Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia; y, entre 2016 y 2019, fue reconocida como Hub Mundial de Innovación. Y acogemos la campaña iniciada por la Alcaldía –Ruta N, el origen-, para recordar su esencia: “Es un recordatorio de que la tecnología es una herramienta para conectar, crecer y transformar vidas”.