El Museo de Antioquia celebró este martes, 19 de abril, los 90 años del maestro Fernando Botero: palabras, una conversación entre curadores y estudiosos del arte, una exposición nueva de su obra y el estreno de la “Suite Botero”, a cargo de la Orquesta Filarmónica de Medellín.
La palabra gracias fue la más repetida y protagonista, en esta mañana del martes 19, en la que el Museo de Antioquia celebró el cumpleaños 90 del maestro Botero. Paula Jaramillo, de Trébol Comunicaciones, fue la encargada de conducir un acto con frases significativas, y a que asistieron integrantes de instituciones protagonistas en la historia de Medellín, y Antioquia. Maria del Rosario Escobar, directora del Museo de Antioquia, agradeció al maestro por su generosidad, y a todas las personas que a diario hacen posible su existencia.
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Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia, resaltó el lado artístico de Botero, y al mismo tiempo, su parte humana, esa que aún después de la gloria conserva su sencillez. A ellos se sumaron Luz María Sierra, directora de El Colombiano, y quien intervino para recordar la participación del maestro en el periódico, y mencionó aspectos de su lado humano, como sentarse durante ratos largos en este sitio, frente a la obra de Pedrito Botero, su hijo muerto, en una especie de ritual y ceremonia. En silencio. Previamente habló Ignacio Gaitán Villegas, presidente del grupo El Colombiano, y quien mencionó un afiche que circula hoy en este diario, y en el que se ve la obra “La Plaza”; una oportunidad para que los lectores coleccionen, disfruten, guarden.
Capas, una ventana
A la pregunta ¿qué le aporta la obra de Botero a un espectador común o a un conocedor?, responde María del Rosario Escobar. directora del Museo de Antioquia. Con su voz suave y calmada, explica que “la obra de Botero es una ventana a una manera de comprender la mirada Latinoamericana, el color, la cultura colombiana y antioqueña, inclusive. También hay ironía y buen humor en Botero. Si uno lo mira, puede pasar primero esas capas de la belleza y la sensualidad, y si lo quiere ver de forma crítica, encuentra una segunda capa de pensamiento crítico respecto a la familia colombiana, en la misma Rosita y hasta en la visita de Maria Antonieta y Luis XVI a Medellín, en la cocina, en todo; el siempre nos está dando pistas de esa mirada aguda que él tiene. Hay otra cuarta que es más del conocedor, el que sabe de Historia del Arte. Botero mismo dice que no hay una sola pincelada que no haya sido validada antes por un maestro del arte. La señorita Ruben tiene una conexión directa con Rubens y así muchas otras”.
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Agrega que “él (Botero) siempre está generando conversaciones. Por ejemplo, en el Viacrucis genera una conversación sobre la representación religiosa, el Botero Sutra, sobre el erotismo en la pintura. Siempre genera una clase de Historia del Arte, en sus pinturas. Aún, los curadores del museo, con todo lo que investigan, se sorprenden con hallazgos porque el conocimiento de Botero es enciclopédico. El es una persona que trabaja todos los días y vive la pintura desde los 19 años, de tiempo completo. Si uno se acerca a Botero, se divierte, aprende y podría también, si se quiere, ser crítico con la cultura propia”.
El futuro del Museo de Antioquia
Sobre la situación actual del Museo de Antioquia y lo que viene, Maria del Rosario Escobar cuenta que “estos años de la pandemia han sido muy difíciles, no solamente para este museo sino para todos los museos. También han sido difíciles para el espacio público.Necesitamos ciudadanía que nos rodee en las visitas, en las interacciones, en la esperanza, en el interés. Uno de los motores principales del museo es la capacidad económica, y también, el amor, es otro sustento. Pienso mucho en el Museo de Sao Paulo que se quemó; pienso que a alguien, ese museo le dejó de importar. Queremos que nos quieran, que les importemos, eso necesitamos”.