Medellín, por “hermosa”, por su “buena comida” creció en atractivo para esta comunidad.
Muchos de ellos se han quedado a trabajar.
La Casa Chabad, en la calle 9 con la 43C, surgió hace tres años como respuesta a la creciente presencia de ciudadanos israelíes, la gran mayoría turistas, y algunos, en menor cuantía, en plan de negocios.
En este sitio, que funciona como restaurante, punto de encuentro y sinagoga para las expresiones espirituales, me encuentro con Mosha Bar y con Jaim Shenberger, quienes ya son residentes en la ciudad.
Mosha llegó hace seis años. Es comerciante de productos de belleza y recorrió Europa, allí conoció colombianos que le hablaron muy bien de Medellín y quiso experimentar. Le encantaron el clima y la gente, vio oportunidad de hacer negocios y se quedó.
Jaim está recién llegado: hace tres meses arribó desde Guatemala y es uno de los cinco mil mensajeros que hay en el mundo del Rebe de Lubavitch, líder de la dinastía jasídica de Jabad Lubavitch, una de las figuras judías más importantes de los últimos cincuenta años.
Ambos hacen parte de la legión de israelíes que en el último lustro han arribado en gran cantidad a Antioquia. Migración Colombia registró 615 entradas de ciudadanos de ese país en 2013 (271 de personas entre 18 y 29 años). En 2018, la estadística hasta septiembre iba en 1.466 ingresos (970 visitantes entre 18 y 29 años). Un incremento del 138%.
¿Los motivos?
Mosha comenta que la imagen de Colombia ha mejorado en el exterior en años recientes. “Hasta 2005 los israelíes no miraban a Latinoamérica. Preferían la India o el sudeste asiático”, dice. Luego sí se fijaron en esta parte del mundo, pero no pasaban por Colombia por miedo. “La situación cambió desde 2014. Quienes venían hablaban bien del país al volver a Israel y allá el voz a voz es muy fuerte”.
Adriana Cooper, periodista colombiana que estuvo radicada en ese país por cinco años, cuenta que los israelíes entre 20 y 25 años viajan mucho luego de prestar el servicio militar obligatorio. Por eso, quienes entran a Antioquia son mayoría de los 18 a los 29 años.
Cristian Álvarez es gerente de Marketing de Selina Medellín, cadena hotelera con capital israelí. Antes estuvo trabajando para la empresa en Panamá y otros países. Cuenta que durante el servicio militar los jóvenes en ese país reciben un estipendio mensual, que muchos prefieren ahorrar para viajar por un año o más al culminar esa etapa.
“Son mochileros con un nivel de gastos un poco más alto del tradicional. Les gusta viajar y en algunos casos hacer voluntariados a cambio de comida y hospedaje. En Medellín suelen quedarse una semana y media, máximo”, narra Cristian.
Mosha y Jaim cuentan que los israelíes son muy unidos en sus actividades, incluso para la comida son algo cerrados, pues no les gusta que les quiebren sus costumbres.
Como la Casa Chabad de la calle 9, en la que Jaim permanece, hay más de cinco mil en el mundo. Allí todos los viernes cenan sus platos tradicionales y los sábados realizan actividades espirituales.
Inevitable: Narcos y Escobar los atraen
Mosha Bar comenta que además de los atractivos paisajísticos de Medellín, confiesa que muchos israelíes han sentido curiosidad por conocer la ciudad que les narran en Narcos, la serie de Netflix. Desde su país, Yarden -ciudadano israelí- le contó a Vivir en El Poblado que estuvo aquí en junio pasado por una semana. Además de ir a Guatapé y visitar la comuna 13, “hicimos el tour de Pablo Escobar”. Vino porque muchos amigos le hablaron de “una ciudad hermosa, con buena comida, mucha vida nocturna, un clima agradable y salidas interesantes”.