En cambio, el diablo, con seguridad, estuvo en un bus de placas 556 sin revisión técnico mecánica, transportando gasolina de contrabando y transportando niños por un pueblo pequeño y humilde. En Fundación, Magdalena, se apareció por ejemplo el diablo en el 2014. Estaba representado en un comportamiento irresponsable, del diablo, para llevarse la vida de 34 angelitos. Ese es el carro de la bestia.
El que por azar le sea asignado en la matrícula el 666, no es más que eso, suerte; seguramente el conductor de vehículos con placas 666 tiene en el tablero, la guantera o el retrovisor, un amuleto, religioso o no, por la buena suerte.