Cambiar de casa puede ser también, a veces, cambiar de vida
Ahora vivo en otra casa. En esta a la que llamo “la casa de mis papás”, que no es de ellos porque ya no están, que sigue siendo suya porque en ella habitan sus recuerdos -mis recuerdos- de una vida que vivimos juntos. Es suya porque si giro mi cabeza puedo verlo a él, sentado aquí, a mi lado, leyendo el periódico bajo la luz del ventanal. Porque en aquel rincón la veo a ella apurando el pedal de su máquina de coser.
Hubo mudanza, sí. Cosas que cambiaron de lugar, papeles rotos, cajones vacíos, planes que tuvieron que mutar. Para este momento mi idea era, tal vez, una casa de campo con dos perros y una huerta. Pero la vida es eso: planear una cosa y hacer otra. Pelear con la inminencia de los cambios, resistirse a ellos y doblegarse al fin como un animal forzado a hacerse manso.
Aquí estoy pues, amansada, decidida a hacer de esta casa, otra vez, mi hogar. Porque aquí está lo que amo y, mientras el agua se aquieta, este será mi refugio. Pienso, entonces, en las muchas veces que vamos de un lugar a otro. En los objetos que perdemos misteriosamente en las mudanzas, en las verdades que se revelan cuando decidimos revolverlo todo, en la vida que se apila en cajas, que cabe toda en un camión.
Comprendo que mudar es, también -y, sobre todo-, cambiar. Vivir una vida y otra y otra más. Haber sido una ayer, ser otra hoy y no saber quién seré mañana. Cambiar el rumbo, aceptar el tránsito. Perder la piel, cambiar las plumas. Nacer varias veces en la misma vida.
Ya puse algunos cuadros y los libros encontraron su lugar. Las plantas, las lámparas, el sofá para leer. El viejo mueble que conservó su lugar de siempre, los huequitos en las paredes que aún no cicatrizan. Todo va tomando forma y nombre. Mientras tanto, hasta que sea el momento de irme y dejar aquí -tal vez a propósito- algo olvidado para siempre.
“Porque los inquilinos / nunca mueren -dice Fabio Morábito-. / Cuando nos vamos, / cuando dejamos otra vez / los muros como los tuvimos, / siempre queda algún clavo de ellos / en un rincón / o un estropicio / que no supimos resolver”.