Barrio La FloridaLa transformación y desarrollo vertiginoso de El Poblado así como el cambio en los usos del suelo se evidencia con notoriedad en el barrio La Florida
Pocos de quienes viven en el barrio La Florida saben que se llama así; desconocen que según el Departamento Administrativo de Planeación de Medellín existe un barrio con este nombre, comprendido entre la quebrada la Presidenta y la calle 1, y la Avenida El Poblado y la Transversal Inferior. Para muchos, La Florida solo es la calle 7, donde están varias urbanizaciones que llevan ese nombre, la Clínica Medellín y la Torre de Intermédicas. Desconocen que para Planeación Municipal la parroquia de la Divina Eucaristía y buena parte de Provenza pertenecen a La Florida, así como La Tomatera, los Catay, Villas de Sausalito, Castilla, el Mall Verona y los hoteles Dann Carlton y San Fernando Plaza, por solo citar algunos.
De acuerdo con los datos de la oficina de distribución de Vivir en El Poblado -el Municipio no posee esta información- en La Florida hay un total de 107 edificios, 3.270 apartamentos y 849 locales comerciales. Están dentro de sus límites edificios comerciales como Corfín, BBVA, Torre Concasa, sala de negocios Coninsa-Ramón H. y el Centro de Especialistas. Cabe resaltar que, así como sucede con otros barrios de El Poblado, no hay datos oficiales sobre su número de habitantes.
La Florida: con uso más que mixto
Del crecimiento vertiginoso de El Poblado en las últimas décadas no salió incólume La Florida, cuyo uso del suelo pasó de residencial a mixto. Para Amparo Gaviria, habitante del barrio y presidente de la Junta Administradora Local de El Poblado, “el problema es que cuando se cambió su uso en el POT (Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín) no solo no se socializó esta modificación con la comunidad sino que no hubo ninguna normatividad para proteger a los residentes. Desde ahí empezamos mal”. Agrega Amparo Gaviria que los habitantes de La Florida “no vemos ninguna protección para no sentirnos desplazados… Aunque estamos de acuerdo con el uso mixto diurno y nocturno, abogamos por una sana convivencia pues se nos está violando nuestro derecho al descanso.”
Jaime Sepúlveda y otros residentes del sector citan entre las problemáticas que están viviendo, el ruido producido por la rumba, la ocupación del espacio público y su utilización como sanitario, las chimeneas de algunos restaurantes que apuntan de frente contra las viviendas, hasta los espectáculos de striptease que hace un negocio en su terraza a la vista de los apartamentos vecinos, así como el expendio y consumo de sustancias ilícitas en un negocio que han señalado con nombre propio a las autoridades, pero, ante todo, la desidia de estas. Perdieron la cuenta de las quejas, denuncias y derechos de petición que han tramitado por situaciones que consideran un atropello contra sus derechos como residentes, pero no pasan de recibir respuestas insatisfactorias.
Sin embargo, la respuesta oficial que más les preocupa hoy es la que el pasado 27 de febrero les dio por escrito el Inspector 4 de Permanencia, Alfredo Cárdenas, para desestimar una de sus denuncias. Uno de los apartes de la carta indica que “(…) Debe usted comprender también que de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial (…) la centralidad zonal de El Poblado, la Zona Rosa y el Parque Lleras paulatinamente han ido perdiendo su vocación residencial para dar paso a una actividad comercial de rumba y sano esparcimiento, donde prima la venta de licor sobre cualquier otra actividad…”. Interpretan esta respuesta como una evidencia de que su calidad de residentes es menospreciada por la municipalidad.
Ahora todas las esperanzas están centradas en que, con el apoyo de una comisión accidental del Concejo, se logren armonizar las relaciones entre los residentes y los comerciantes.
De Caracas a La Florida
Tal y como lo publicó Vivir en El Poblado en su edición 146 de la primera quincena de diciembre de 1998, el barrio La Florida, como otros de El Poblado, también tiene su origen en una finca del mismo nombre. Fue adquirida en 1925 por 28 mil pesos por el empresario Roberto Vélez Vélez y su esposa Eugenia Ángel Escobar, abuelos del senador y columnista de Vivir en El Poblado Juan Carlos Vélez.
En aquellos días, los cercanos de don Roberto le criticaban su decisión de trasladarse de una céntrica casa en la elegante calle Caracas a “un secadero de ropas”, en alusión a uno de los usos que a principios del siglo 20 tenía La Presidenta, quebrada vecina. La finca La Florida limitaba al occidente con la carretera Medellín–Envigado (Avenida El Poblado), por el oriente con la finca El Pinar, por el norte con la finca Santa Mónica (tierras actuales del Hotel Dann Carlton) y por el sur con la finca Castilla, de don Guillermo Echavarría Misas.
Entre los pocos residentes del sector en los viejos tiempos también estaban Alicia Ángel y su esposo John Montgomery, y Genaro Gutiérrez y su familia.
El fin de los jardines del Edén
La finca La Florida tenía una casa tradicional rodeada por una gran arboleda y árboles frutales. El yerbal para los caballos estaba situado donde hoy es Catay y el establo quedaba en lo que hoy se llama Florida Verde. Tenía capilla para la celebración de la misa dominical, fábrica de hostias que surtía a las parroquias de Antioquia y El Chocó y su producción lechera se vendía en la Plaza de El Poblado, hoy parque principal. Contaba, además, con “el cuarto del Nuncio”, habitación reservada para las visitas del Nuncio Apostólico de turno a la ciudad, y eran célebres sus cultivos de flores, principalmente de orquídeas y anturios. No obstante, no fue esta actividad floricultora la que le dio el nombre a la finca pues en aquellos años la moda en El Poblado era darle a las propiedades el nombre de ciudades o estados extranjeros.
El desaparición de La Florida fue similar a la de otras fincas que les dieron origen a los distintos barrios de la Comuna 14: empezó con la distribución de tierras entre los hijos de los dueños y su consecuente urbanización, inicialmente familiar. Pero la transformación fundamental de La Florida se dio a partir de 1986, cuando la empresa Londoño Gómez compró la propiedad, la dividió en lotes y construyó allí varias unidades residenciales.
El tráfico: otra preocupación
Para quienes viven en la calle 7, entre la Avenida El Poblado y la carrera 39, el principal problema de La Florida es el caos vehicular relacionado con su actividad médica y hospitalaria. Gran parte de los inconvenientes lo genera un acopio de taxis no autorizado que ocupa la mitad de la estrecha vía, tapona el ingreso a las unidades residenciales y pone en riesgo a los peatones al retroceder permanentemente para tratar de recoger a los pacientes que salen de los centros médicos. Aunque los agentes de tránsito pasan de vez en cuando e imparten algunas multas, no es suficiente pues los taxistas tienen quien les avise cuando “los azules” se aproximan. Los habitantes del área temen que la situación se empeore con el próximo inicio de la construcción de otra torre de consultorios, donde antes quedaban las oficinas de Coomeva. “Eso significa que también van a empezar y a salir camiones por la calle 7, pues es el único acceso”, dice Margarita Saldarriaga, habitante de Asturias.
Otro asunto por resolver es la dificultad que tienen los peatones para cruzar de un lado al otro de la calle 7, pues no hay semáforos peatonales, ni resaltos u otra medida que privilegie el paso de los transeúntes. “Muchos de ellos son personas enfermas y con movilidad reducida que pasan de un centro médico a otro para complementar sus exámenes. Sus vidas corren peligro”, advierte Margarita Saldarriaga.
Diego Restrepo, Gerente de Aceis, empresa que administra el edificio de la Clínica Medellín, indicó que le han propuesto a la Secretaría de Tránsito cambiar el sentido de la calle 7, es decir, que sea de bajada y no de subida, como es hoy. La misma propuesta han hecho residentes del sector pero no han obtenido respuesta.
Medidas de Tránsito
Consultada sobre este problema, la Secretaría de Transportes y Tránsito informó que para mejorar la circulación de la calle 7, intervino con las siguientes señalizaciones: demarcación de paso peatonal, demarcación de señales de sentido vial, velocidad máxima de 30 km/h y remarcación de señales reglamentarias de prohibido estacionar en esta calle, entre el área de acceso a la Clínica Medellín y el Edificio Asturias.
El subsecretario de Control de Tránsito, Carlos Alberto Marín, indicó que como en la calle 7 no hay autorización para establecer un acopio de taxis y está prohibido bloquear la intersección, durante el último trimestre de 2010 se ordenaron 29 comparendos, 25 de ellos a taxistas. El funcionario solicitó a la ciudadanía reportar cualquier novedad a los teléfonos 445 77 77, 445 77 70 o al número de emergencias 123.