Por Laura Montoya Carvajal
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Algunas familias que habitan cerca a la cuenca de la quebrada El Salado, de Girardota, y La López, de Barbosa, empezarán a recibir incentivos económicos por cuidar bosques y quebradas que se encuentren dentro de su propiedad, a través de la estrategia Banco2 metropolitano.Esta ofrece compensación por servicios ambientales comunitarios, y viene aplicándose en zonas rurales del país hace tres años, articulando el trabajo de 20 autoridades ambientales, entre ellas Cornare.
La estrategia, presentada la semana pasada, se realizará en convenio con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la Corporación Masbosques, Helvetas Swiss Intercooperation y el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe. Por primera vez se buscará que estos servicios sean prestados en zonas de bosque cercanas a un núcleo urbano, como el Valle de Aburrá, y más adelante dentro de este.
“Lo queremos extender a toda el área metropolitana. Iniciamos con el Norte del Valle de Aburrá porque tenemos el cálculo de la huella de Carbono de 22 empresas de esa zona”, explicó María del Pilar Restrepo, subdirectora ambiental del Área Metropolitana.
Las empresas que calcularon su huella de carbono aportarán a la estrategia una compensación económica que será destinada a pagar a los cuidadores. A este fondo, también aportaron inicialmente las empresas aliadas Bancolombia, Papelsa y el Grupo Corona.
Restrepo afirmó que es necesario ocuparse de cuidar y recuperar el paisaje y el bosque de montaña, por su importancia para mitigar la contaminación atmosférica y como ecosistemas donde nacen muchas de las quebradas que llegan al Aburrá: “Junto a la problemática que tenemos de calidad del aire, de espacio verde per cápita, del déficit de árboles por habitante y la intervención tan alta que hemos hecho a toda la red hídrica de la región, es necesario que repensemos la sostenibilidad del desarrollo urbano. Por eso empezamos a trabajar condensando fuerzas económicas, sociales y políticas”, dijo.
Los beneficiarios de este programa metropolitano serán de cuatro tipos: pequeños productores con economía campesina y escasos recursos económicos, productores con mediano y alto poder adquisitivo propietarios de predios con alta importancia para la conservación, municipios que tengan espacio público verde y predios institucionales. Ellos tendrán acuerdos anuales donde recibirán pagos mensuales calculados en la importancia ambiental de su predio, entre otras características, y recibirán además de capacitación en proyectos productivos, saneamiento básico e intervención de vivienda.
Para el contexto urbano, Restrepo afirmó que se está pensando cómo implementar el cuidado de espacios que hagan parte del Sistema Regional de Áreas Protegidas, así como estrategias dentro de unidades residenciales, urbanizaciones y predios del municipio en el que los ciudadanos puedan participar.
Para el próximo año, el Área Metropolitana espera tener 1.000 beneficiarios, extendiéndose al sur del Aburrá. Actualmente el municipio de Envigado ya está realizando sensibilizaciones en las veredas El Vallano, El Escobero, Santa Catalina, Palmas, Perico y Pantanillo, donde fueron identificados 27 predios aptos para hacer parte del programa.
Este programa se articula con el Plan de Manejo de la cuenca del Río Medellín Aburrá, en el que se intervienen 15 quebradas que surten acueductos veredales y municipales, y con las Brigadas Arbóreas Comunitarias, que buscan mejorar la calidad del arbolado urbano e incrementar el espacio verde per cápita.
En el país, Banco2 ha compensado casi tres millones de toneladas de CO2 y protegido trece mil hectáreas de ecosistemas valiosos.
¿Por qué es importante conservar el bosque?
En el libro Naturaleza Urbana del Instituto Alexander Von Humboldt, en el capítulo El valor del bosque urbano, los investigadores de la Escuela de Ingeniería de Antioquia explican que esta vegetación ofrece servicios ecosistémicos importantes para la ciudad. Enumeran la mitigación de la contaminación atmosférica, la captura y almacenamiento de carbono, la regulación hídrica y microclimática, la oferta de hábitat y de alimento para la fauna y aporte paisajístico. En su estudio, analizaron por ejemplo los servicios ecosistémicos de los árboles del parque de El Poblado, donde hay 49 individuos de 21 especies, con un diámetro promedio de 49 centímetros y una altura promedio de 19 metros. En su investigación, determinaron que estos individuos tienen una capacidad de almacenamiento de CO2 de 116 a 203 kilogramos, así como de captura de 546 kilogramos de este
compuesto al año.