Blockchain en Medellín: Generó entusiasmo por el auge de las criptomonedas, pero sus usos son más amplios. En Medellín la conversación en torno a su desarrollo suma ideas.
Por: Sebastián Aguirre Eastman / [email protected]
“Si queremos darles más transparencia a los procesos licitatorios del Estado, la tecnología blockchain debe ayudar”, respondió el entonces candidato Iván Duque -hoy presidente en funciones- en una entrevista con el periódico El Tiempo en junio pasado. El mismo mes le dijo al diario económico Portafolio que también podría ser útil para “enfrentar la evasión de renta e Iva”.
Quizá fue la primera vez que muchos colombianos del común leyeron o escucharon sobre esta tecnología, pero en realidad en el país se comenzó a hablar de ella con fuerza a finales de 2017, cuando el bitcóin (la criptomoneda más famosa y transada del planeta) alcanzó cotizaciones históricas de hasta 17.549 dólares por unidad.
A nivel global, fue en 2009 cuando Satoshi Nakamoto -seudónimo de lo que se supone es un grupo de personas o una de ellas- creó el bitcóin y desarrolló la blockchain para realizar las transacciones de esta divisa.
En Colombia, las conversaciones en torno a su desarrollo e implementación han crecido en el último año y particularmente en Medellín el ecosistema ha involucrado desde entidades como Ruta N y Eafit hasta inversionistas, consultores financieros, emprendedores, ingenieros de sistemas, desarrolladores, entre otras.
Colombia, un ecosistema en maduración
Hace tres meses Felipe Cano regresó de Australia. Vivió allí por cerca de tres años y experimentó uno de los ecosistemas de blockchain más maduros del mundo. No en vano, la agencia de noticias económicas Bloomberg reportó en julio pasado que IBM firmó un contrato por 740 millones de dólares con el gobierno de ese país para usar esta y otras tecnologías en el mejoramiento de la seguridad de los datos de las agencias oficiales.
Estando en la ciudad de Melbourne asistió a meetups (encuentros) donde se hablaba del asunto y se vinculó con Blockchain Centre, filial del Blockchain Global, una compañía con presencia en los cinco continentes que se ha dedicado a inversión, incubación, desarrollo, creación de software, consultoría, mercadeo, entre otras actividades.
A su regreso, Felipe abrió oficina de Blockchain Centre en un coworking en El Poblado, desde donde ha ido conformando una comunidad sólida que se basa en tres pilares: el trabajo con emprendedores (startups), inversionistas y desarrolladores para promover el blockchain y las oportunidades que a su alrededor se generan; la organización de eventos donde se comparte conocimiento y se debaten temas de actualidad relacionados con el asunto y la discusión sobre protocolos (criptomonedas).
Asegura Felipe que en el país el ecosistema está unos dos años rezagado de las potencias, caso Australia, pero cree que va por buen camino, aunque los temas de discusión pasan más por los precios de las criptomonedas que por los desarrollos tecnológicos.
¿Pirámides y multiniveles?
Como en el resto del mundo, en Colombia este desarrollo ha generado un entusiasmo que Juan Carlos Jaramillo, el consultor financiero y docente del curso de blockchain que ofrece la Universidad Eafit -y que inicia el 13 de agosto-, observa con cuidado.
Se refiere a que si bien el blockchain para el común de las personas puede ser transparente, como operan las transacciones en Internet, hay situaciones en las que se pueden vender expectativas que quizá no sean fáciles de satisfacer.
Una de ellas son las Ofertas Iniciales de Acciones (ICO, por sus siglas en inglés), que son ofrecidas como tokens (acciones virtuales) con los que se adquiere derecho a participar en un producto que desarrolle alguna compañía. Bajo esta modalidad han sido engañadas muchas personas.
“Eso fue parte del boom de las blockchain, que las ICO permitían una disrupción en la industria de capital de riesgo que les permitía a algunos emprendedores no tener que conseguir un inversionista con un millón de dólares sino un millón de inversionistas con un dólar. Pero algunos se aprovecharon de eso y la misma comunidad los va tildando, cuando menos, como poco serios”.
Mónica Loaiza, conferencista y representante en Colombia de la Fundación Nem.io -una organización mundial que promueve el blockchain-, se ha dedicado en los últimos dos años a educar sobre esta tecnología, comenta que mucha gente atraída por un supuesto dinero fácil obtenido por esta vía terminó siendo estafada.
“Yo ingresé al blockchain por las criptomonedas, pues tenía algunas de ellas y quería saber cómo se movían. Comencé a indagar, a asistir a charlas y así fue como ingresé a la Fundación”. Allí está trabajando para generar cultura y compartir conocimiento sobre la tecnología.
De hecho, en el primer semestre de este año Mónica y la Fundación Nem.io establecieron un convenio con la Gobernación de Antioquia para promover el blockchain en entidades públicas. Dice que en Alemania ya han hecho experimentos en programas sociales con los inmigrantes, a quienes les instalan una pulsera que cargan con tokens con el que controlan sus consumos y sus necesidades.
Mónica sueña con que el blockchain pueda ser conocido por personas de todos los estratos. Una de sus metas a corto plazo es capacitar a habitantes de las zonas periféricas y menos favorecidas de Medellín y que además muchas más empresas sepan cómo esta herramientas les puede ser útil para el manejo de su información.
¿Qué otros usos se le pueden dar al blockchain?
Además de las transacciones entre monedas virtuales, el docente Juan Carlos Jaramillo comenta que las blockchain pueden ser utilizadas para llevar el registro de información que se desee proteger y que no sea modificable por alguien. Puso como ejemplo la historia clínica de los pacientes en el sistema de salud.
“Esta tecnología permitiría que se registre la información del paciente y que no pueda ser modificada, de modo que cualquier evento que ocurra con ese paciente quede registrado con unas características, desde quién lo registra, cuándo y dónde. Allí constaría su afiliación a la EPS y el Gobierno podría tener toda su historia clínica en una blockchain donde cualquier clínica, hospital, médico se le dé un permiso y pueda consultarla y saber todo lo que tiene ese paciente, igual con una póliza de salud”.
Mónica Loaiza agrega que, por ejemplo, quien vende un carro puede llevar un registro de la historia de su vehículo, de manera que el cliente interesado conozca la trazabilidad y haya confianza en la transacción.
¿Qué es el blockchain?
Alejandro Delgado, líder de Proyectos de Ruta N, lo explica en un sentido más figurado: “Es como si le enviaras a alguien una foto, pero antes la divides en mil pedazos. En ese caso, cada pedazo es un bloque de datos (blockchain) y solo el destinatario al que le estás enviando la foto tiene la llave para juntar los pedazos y armarla de nuevo. Si alguien hackea la transacción, tendría que hacerlo pedazo a pedazo y en ese caso debería acceder a los sistemas de todos los validadores de la transacción para cometer el daño”.