Tradicionalmente, se ha creído que la escuela en todas sus etapas: preescolar, básica, media y superior, es la principal encargada de consolidar en sus estudiantes todos los aprendizajes que necesitan para desarrollar las habilidades necesarias para ser competentes en su vida profesional. Siempre se ha pensado que, con los conocimientos adquiridos en esta etapa de la vida, las personas están preparadas para afrontar toda su experiencia laboral.
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Con todos los avances que han ocurrido en la humanidad, y a la velocidad que se han generado, especialmente a finales del siglo pasado y comienzos del XXI, la realidad muestra que el ser humano se encuentra en la disyuntiva de reinventarse para poder dar respuesta a las necesidades del mundo laboral. Uno de estos desarrollos que ha generado mayor impacto y dinámica de cambio, ha sido la Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la integración de tecnologías digitales, inteligencia artificial, y automatización que, según el Foro Económico Mundial, se estima que para 2025, 85 millones de empleos podrían ser desplazados por la automatización, mientras que 97 millones de nuevos roles podrían surgir. Esto resalta la necesidad de que las personas se adapten y aprendan continuamente a lo largo de su vida. El pensamiento que alguna vez se tuvo como sociedad, en el que el aprendizaje se adquiría en las primeras etapas del desarrollo humano, da un vuelco total y se encuentra con la necesidad imperante de estar en permanente transformación, volverse un aprendiz eterno.
Esta constante que es el cambio, impulsado por la Cuarta Revolución Industrial, promueve la educación continua y el aprendizaje informal, como lo indica un estudio de PwC, donde expone que el 74 % de los colaboradores están dispuestos a aprender nuevas habilidades o re-entrenarse para mantenerse competitivos. Sin duda alguna, esto muestra que las personas están cada vez más abiertas a la idea de aprender a lo largo de su vida. En la actualidad, la demanda de habilidades está cambiando, un informe de McKinsey indica que el 87 % de los trabajadores necesitarán adquirir nuevas habilidades para mantenerse relevantes en sus trabajos; esto implica que el aprendizaje a lo largo de la vida se convierte en una necesidad para ajustarse a las nuevas exigencias del mercado.
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Esta era de la digitalización ha facilitado el acceso a recursos educativos, plataformas como Coursera, edX y LinkedIn Learning han crecido exponencialmente, ofreciendo cursos en línea que permiten a las personas aprender a su propio ritmo y según sus necesidades. Esto es fundamental en un entorno laboral que cambia rápidamente. Es así entonces como en un mundo con estas características, la capacidad de aprender y adaptarse se ha vuelto crucial. Un estudio de Deloitte sugiere que las organizaciones que fomentan una cultura de aprendizaje continuo son más resilientes y tienen un mejor desempeño en tiempos de cambio. Sin duda alguna ya la educación formal, no es el límite, por el contrario, es el inicio de una constante evolución conceptual.
En palabras del escritor Alvin Toffler, “los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no pueden leer y escribir, sino aquellos que no pueden aprender, desaprender y volver a aprender”.
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