Aquí, una breve revisión de esos aniversarios que nos recuerdan que la vida está ligada a la imaginación. 2022 es un año para celebrar.
¿Por qué las efemérides tienen tanto sentido? Las respuestas son múltiples. El aniversario de un escritor puede llevarnos a leerlo de nuevo, a descubrirlo, a preparar ediciones ampliadas y corregidas de sus libros; el de un compositor, nos invita a escuchar su música, a la reedición de sus discos o a incluirlo en el repertorio de las orquestas. El de un dramaturgo propone la puesta de su obra en el escenario. Es también una reflexión sobre el tiempo, sobre eso que permanece y conmueve. Sobre la memoria.
La Orquesta Filarmónica de Medellín, entre otros homenajes, prepara dos conciertos especiales, uno dedicado a Igor Stravinski, por los 140 años de su nacimiento, y otro en memoria de Claude Debussy, en los 160 años, también de nacimiento. Dos grandes de la música clásica que nos acompañarán este año.
Además, el mundo recordará a Joseph Haydn, por los 290 años de nacimiento; a Franz Schubert, por los 225 años de nacimiento; a Johannes Brahms por los 125 años de su muerte y a Iannis Xenakis, por los 100 años de su nacimiento. El significado de lo que fue la obra de estos compositores se verá reflejado en los conciertos que se escucharán en numerosos teatros del mundo y, muy posiblemente, las escuelas de música los tendrán como referente en sus asignaturas. Su partitura será recreada, con sus hondos significados, por músicos contemporáneos que harán versiones únicas.
Pasa también con Moliere, dramaturgo, actor y poeta, que nació el 15 de enero de 1622 en París. En este mes su nombre hizo presencia en los diarios de distintas regiones destacando un legado que sigue vigente en su capacidad crítica para observar la sociedad de su tiempo a través de sus comedias y farsas.
Y, de manera remota, llega el nombre de Antonio Nebrija (1444 – 1522). El quinto centenario de su muerte convocó a varias entidades en España, su lugar de nacimiento, que celebrarán la vida y obra de quien es considerado el primer humanista hispánico, autor de la Gramática castellana, publicada en 1492. Un hombre de pensamiento libre que tuvo una gran influencia en Europa y que será observado desde ángulos muy distintos atendiendo a sus intereses intelectuales motivados por la pasión que tuvo por el conocimiento. El mundo de habla hispana celebra el “año Nebrija”. Además, hace 475 años nació Miguel de Cervantes Saavedra, otro motivo para festejar el español, como ese idioma que nos ha dado tanto.
Desde la ciencia se recordará al investigador francés Louis Pasteur (1822-1895). Químico, físico, bacteriólogo, matemático; sus estudios en microbiología, entre muchos otros hallazgos, marcaron y marcan la medicina y le siguen dando esperanza a la humanidad.
Letras y más
José Saramago (1922-2010), el escritor portugués, autor de Ensayo sobre la ceguera, El evangelio según Jesucristo y Todos los nombres, entre otros, premio Nobel de Literatura en 1998, resulta especialmente revelador para estos tiempos de incertidumbre, en medio de una realidad difusa que nos subyuga.
El francés Marcel Proust (1871-1922) sigue influyendo de manera singular. La conmemoración del centenario de su muerte es un motivo para releer su obra maestra titulada En busca del tiempo perdido, o para iniciar su lectura, dedicándole buen espacio en el día tras día, pues está compuesta por siete tomos, incluso, uno de ellos, el cuarto, se publicó hace cien años. ¡Doble aniversario! El arte, la filosofía, las complejas relaciones humanas, la vida que corre en medio de sus misterios, hacen parte de esta novela que inauguró una forma de narrar.
Otros nombres llegan a la memoria, Kawabata, Joyce, Lord Byron, Vonnegut, Kerouak, Stan Lee, Gaddis, Tolkien, Umberto Eco, Mallarmé, Hess, Swift…
Ulises, de James Joyce; Trilce, de César Vallejo; La tierra baldía, de T.S. Eliot, y Desolación, de Gabriela Mistral, se publicaron hace cien años; el Diario de Ana Frank, hace 75.
Más cerca a nuestra geografía, hace diez años murió Carlos Fuentes, el autor mexicano estuvo en Colombia por última vez en el Hay Festival de Cartagena, en enero de 2012 y, pocos meses después, en mayo, murió. En ese encuentro se observó como un ser que no dejó de amar su oficio de escritor, pues le permitió abordar los temas que más le apasionaban, el tiempo, la historia y las veleidades y torpezas del poder.
Y, en estos meses, se hablará de Gabriel García Márquez pues, no solo se cumplen cuatro décadas de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, sino que varias de sus obras, La mala hora (1962), Los funerales de la mamá grande (1962), La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992), tienen su aniversario de publicación en este 2022.
El cine mudo tiene en Nosferatu un ícono, la cinta dirigida por Murnau, primera adaptación de Drácula, de Bram Stoker, se estrenó hace diez décadas. También es un referente El Padrino, de Francis Ford Coppola, que se presentó hace cincuenta años.
Y, continuando con la cinematografía, algunos grandes estarán en la pantalla para celebrar su existencia: Pasolini, Tarkovsky, Resnais, Gassman y Ava Gardner…
Bueno, el recorrido apenas se inicia. La plástica, la danza, el comic, los hallazgos arqueológicos, el ajedrez tendrán en 2022 un lugar privilegiado. Cada uno podrá recuperar el tiempo a través de sus propios hallazgos e intereses. El calendario comienza a pasar sus hojas.