Muy pronto, más rápido de lo que imaginamos, llegará diciembre con sus balances y muchos nos
preguntaremos qué pasó en Colombia durante el 2025. Hasta los más optimistas tendrán un desafío a la hora de encontrar los momentos luminosos del Gobierno de Gustavo Petro, un hombre que
fue elegido con la ilusión de un cambio y que, por el contrario, no ha logrado su promesa.
La frustración de muchos colombianos, incluidos la de aquellos que votaron por él, se ha
visto reflejada en las redes sociales, en las protestas, en las conversaciones de la calle, en los
chats grupales y en las preguntas infinitas que surgen después de un discurso televisado, de
la renuncia de un ministro o del escándalo semanal.
Muy pronto, más rápido de lo que imaginamos, llegará diciembre con sus balances y nos
preguntaremos qué hicimos, más allá de la indignación o la crítica, para lograr que Colombia
sea un país mejor para todos. ¿Qué hicimos para que haya menos habitantes de calle y para
que termine la explotación sexual? ¿Pudimos apoyar con nuestras compras a los emprende
dores y a las tiendas de barrio?
EL 20 DE JULIO FUE UNA OPORTUNIDAD
PARA PENSAR SOBRE LOS GOBERNANTES
ELEGIDOS Y LOS QUE DEBEMOS ELEGIR
SI QUEREMOS UNA TRANSFORMACIÓN REAL
EN COLOMBIA.
¿Apoyamos a los buenos maestros y aportamos para que disminuya o termine el acoso es
colar? ¿Fuimos buenos vecinos, generamos menos basura y apoyamos a las organizaciones de
la sociedad civil que trabajan por las personas, los animales y la naturaleza? ¿Cedimos el paso
a los peatones, en la calle, al conducir? ¿Ayudamos a cuidar el parque vecino? ¿Regalamos la comida que sobró a las personas necesitadas antes de botarla?
¿Donamos dinero, objetos o aquello que nos sobró? ¿Fuimos voluntarios de alguna causa? ¿Asistimos a algún concierto u obra de teatro para apoyar a las agrupaciones culturales? ¿Ayudamos a alguien a conseguir trabajo? ¿Exigimos respuestas a nuestros gobernantes y fuimos conocedores de la ley y del poder de las veedurías?
Muy pronto, más rápido de lo que imaginamos, llegará diciembre con sus balances y también se convertirá en la antesala de un momento vital para Colombia en el 2026: el desarrollo de las campañas para las elecciones presidenciales y Congreso que sucederán el 31 de mayo del 2025, en la primera vuelta.
Antes de que llegue ese momento y el fin de año, nos corresponde a los ciudadanos revisar las propuestas de los partidos y sus candidatos, ver quién incita al odio con su lenguaje y no está al nivel del nuevo país que necesitamos. También quien ha cometido faltas morales que le impiden ganar nuestra confianza y seguir en cargos públicos. Animarnos a construir un país nuevo es el primer paso para cambiar lo que existe. Y esto empieza con saber elegir buenos líderes.