Ángela Suárez de Gómez
(24 de agosto de 1925 – 22 de agosto de 2006)
Ausencia y Presencia de mi mamá, leído durante la misa en su nombre.
Por más que se prepare una muerte siempre nos coge desprevenidos y nos parece que faltó una última palabra, un último abrazo, un último beso.Tuve el privilegio de estar con mi mamá los últimos cuatro años de su vida, de ser su amiga íntima con intensidad dos de ellos y entregada totalmente a cuidarle su frágil cuerpecito en el último mes, desde que supo con certeza que no podría vivir sin su preciado tesoro, sus ojos.Luché mucho para que ella comprendiera que tenía tantas e infinitas cualidades además de la vista, pero fue en vano, y finalmente me rendí a su modo de pensar, respeté su decisión y con todo mi cariño posible la llevé y la acompañé hasta su penúltimo suspiro. Con esa falta de preparación que caracteriza estos sucesos, esta ausencia, y con prisa por hacerle un merecido homenaje, escribí unas pocas líneas sobre mi mamá. Puedo decir que Ángela Suárez era una mujer vital, emprendedora, revolucionaria, pionera en la sociedad conservadora de Medellín de los años 60, una mujer que vivió en dos generaciones al mismo tiempo (en la de ella y en la mía), que tenía un carácter fuerte, irónico y agudo… Pero acompañado siempre de un sentimiento apasionado que mucho más tarde pude entender y apreciar, y decir que Ángela fue la madre perfecta que nos dio, a sus hijos, las alas más grandes que una madre puede brindar, para que desarrolláramos todos nuestros sueños. Mi mamá desnudaba su alma sin pudor ante cualquiera… Y hablaba sobre cualquier tema pues ella no le temía a nada, ni le importaba que su conversación no estuviera acompañada de bases sólidas o argumentos correctos y científicos. Tenía la intuición y la perspicacia que dan el vivir con pasión y determinación, para alcanzar un ideal noble a costa de cualquier cosa. Para mi mamá la palabra no era un medio de comunicación, era un fin, la palabra era una compañera en su vida y, a todos los que la rodeamos desde siempre, nos regaló los más gratos diálogos, discursos y discusiones. Ángela, mi mamá, tenía una inmensa curiosidad por los fenómenos de la vida… Con su forma directa, única y original de mirar la vida. Pensar que la muerte también trae la vida es la reflexión que ahora me hago, con la ausencia física de mi mamá, acompañada de su presencia espiritual, que con amor llevo en mi corazón. Es ahora cuando voy a comenzar a conocerla, en la distancia y en el recuerdo, en el misterio y en la certeza, y en ese sentido también la muerte es vida. Celebro sus 81 años y me siento orgullosa de haber tenido esta mamá. Sé que comparto este sentimiento con mis hermanos Jaime y Felipe y con los ya ausentes Luciano papá y Luciano Enrique. Rindo este homenaje a Ángela la instrumentadora y voluntaria en el hospital San Vicente de Paúl por 12 años, Ángela la artista y cantante desde 1966 hasta el 2002 cuando cantó en el Parque de Los Pies Descalzos con la misma fuerza y vitalidad que tuvo aún en su último suspiro. Ángela la chef y cocinera de delicias que todos disfrutamos, Ángela la pintora, decoradora, con ese sentido estético de la belleza y una apropiación del espacio que fue y es inimitable, Ángela la mamá generadora de sueños. Seguramente se me quedan muchas cosas por decir de este ser tan especial y cariñoso que todos llevamos y llevaremos en nuestra alma y en nuestra memoria. Para quien no conociera a mi mamá, no se necesitaba más que un minuto para hacerlo y amarla inmediatamente… Su corazón veía con más agudeza que la retina misma y siempre lo tuvo alerta y abierto para todos ustedes… La casa de mi mamá continuará siendo su casa y la de ustedes. Muchas gracias.
Ángela Suárez de Gómez
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