El más reciente libro de Andrés Neuman, Fractura (2017), habla de un pasado que sirve para construir el presente.
Entrevista con el autor que visita Medellín y su Fiesta del Libro.
- Le puede interesar: Programación día a día de la Fiesta del Libro
Dice el escritor argentino Andrés Neuman que los desastres nucleares son, quizás, “encarnaciones tóxicas del eterno fantasma humano, que es dañarse a sí mismo”. Y en ellos, sin embargo, el hombre cultiva lo opuesto: la resiliencia y el arte de sobrevivir. Y es entre ambos extremos que se mueven los personajes de Fractura, su última novela.
El protagonista, Yoshie Watanabe, sobreviviente de Hiroshima y Nagasaki, viaja a Fukushima después del terremoto que causa una tragedia nuclear: revive el presente desde los recuerdos de la tragedia.
¿Cómo aparece Fractura?
“Hubo varios asombros que fueron convergiendo. Primero, el que me causó leer que el último gran terremoto en Japón desvió el eje del planeta entero: como si la humanidad fuese un sismógrafo. Justo así comienza la novela. Luego, aparte de contar cuatro historias de amor en distintos países, me atraía la idea de narrar una pequeña historia del amor en cuatro edades o estaciones: desde el enamoramiento juvenil hasta el deseo otoñal, pasando por esa fase en que nos vamos a vivir con alguien y sus fantasmas: hijos, casas, recuerdos. Finalmente, me fascinó estudiar el antiguo arte del kintsugi, que propone reparar objetos rotos ennobleciendo sus grietas con polvo dorado, trabajando sus heridas como base de una nueva identidad más compleja. Ahí subyace un principio ético aplicable a las personas y las comunidades. Por eso Fractura está poblada de cicatrices que cuentan historias”.
¿Cómo fue el proceso para construir a Yoshie Watanabe? Hablar de supervivencia debe ser complejo y, más aún, entender qué significa ser sobreviviente.
“Totalmente. De hecho, me parece fundamental explorar el trecho emocional y político que va de la víctima al superviviente. Cuando me puse a investigar sobre supervivientes japoneses con la intención de compararlos con los de países donde he vivido, me impresionó el caso increíble de Tsutomu Yamaguchi, que estuvo en Hiroshima y Nagasaki cuando tiraron las bombas, salvó la vida en ambos casos… ¡y murió con casi cien años! Me pregunté qué identidad fantasmagórica, qué especie de conciencia póstuma adquieren quienes están a punto de morir, pero siguen viviendo. El personaje de Fractura se inspiró en ese tipo de experiencias y funciona como una especie de ciudadano colectivo”.
Watanabe es un apasionado del kintsugi, ¿cómo se construye esa metáfora de reparar piezas de cerámica con reparar el presente y el pasado, atados a los desastres nucleares?
“Lo que Watanabe empieza a sospechar es que su país se contradice, como todos. Y que, pese a haber inventado el maravilloso arte del kintsugi, la reconstrucción nacional se fundó más bien en lo contrario: en ocultar el daño y las grietas que dejó. Y en fundar su nueva economía en la misma energía que lo destruyó. Así que él trata, primero a tientas y con el tiempo más conscientemente, de hacer el viaje inverso, yendo hacia sus fracturas para reconocerlas y de algún modo abrazarlas. Eso se narra en los últimos capítulos”.
Neuman estará en el Auditorio Parque Explora el viernes 13 junto a Piedad Bonnett y Guido Tamayo en la charla ¿Qué hacemos con nuestros pedazos? La literatura: entre el consuelo y el arte.
Por: Juan Pablo Tettay De Fex / [email protected]