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Ana María Vélez
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Esta arquitecta de 46 años siempre contó con el apoyo de su familia. Sus hijos y su esposo en la intimidad del hogar, le dieron todo el afecto necesario para salir de su enfermedad y para que recuperara la alegría que la caracterizaba
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Fue en el año 2002 cuando Ana María sintió un nódulo en uno de sus senos, pero el resultado de la mamografía decía que era benigno, lo que le permitió vivir con cierta tranquilidad hasta 2006, cuando por medio de una biopsia se enteró de lo que ya sospechaba. Incluso no fue capaz de conocer los resultados por ella misma, sino que fue su marido el que habló con su doctora y posteriormente se reunieron con Ana María para informarla personalmente de su nueva situación.
Cuando se enteró sólo bastaron 8 días para que fuera operada y en diciembre comenzó las quimioterapias, lo que define como lo peor que le ha pasado en su vida, por el desgaste que generan y porque fue un proceso que vivió en plena Navidad, mientras sus conocidos gozaban de la tradicional época. Asegura que aunque a sus padres les dio muy duro, ella fue fuerte y nunca les mostró debilidad ni lloró delante de ellos, su desahogo y refugio siempre fue su hogar. Luego, terminando la radioterapia, Ana comenzó a sentirse asfixiada y su médico decidió realizarle una ecocardiografía, que dio como resultado miocarditis causada por la quimioterapia, caso poco común, tanto, que de 400 personas con cáncer de seno que el médico había tratado, ella era el primer y único caso. Por eso vive con controles permanentes aunque su médico explica que no es preocupante, y ella asegura que no le afecta su vida diaria, que disfruta de lo más mínimo y de lo que le trae el día a día sin pensar en el mañana. |
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