Como en los cuentos de hadas, desde muy niño Sebastián Almánzar Restrepo quedó atrapado por el encanto de una “varita mágica”. Recuerda que el último domingo de cada mes su abuelo paterno, Jairo Almánzar, lo llevaba a ver el concierto de la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia en el centro comercial Unicentro.
En medio de esos aires melódicos tuvo la certeza de lo que quería en su vida. Apenas tenía cinco años. “Yo siempre me quedaba perplejo con el señor canoso del ‘bastón’, como yo le decía. Ese fue mi primer acercamiento con la dirección de orquesta. Ahí quedé atrapado para siempre”.
En su casa, en Belén Los Alpes, jugaba con una batuta imaginaria ante su público más importante, su familia. Consciente de las destrezas artísticas del pequeño, su tío Jaime, uno de los hermanos de su papá, le enseñó a tocar varios instrumentos musicales.
“A él le gustaba mucho la música. En su casa tenía violín, piano, tambores, guitarras, tiples y cuatros. Pasaba muchas tardes allí aprendiendo notas”.
Desde niño hizo parte de la Red Coral Escolar de Medellín y la Fundación Sirenáica, además dirigió algunos coros de la ciudad. En uno de esos encuentros liricos conoció a quien ha sido su gran mentora, la maestra Cecilia Espinosa.
“Fue en un concierto en San Roberto Berlarmino, donde hice la primaria. Ella dirigía el coro ‘Tonos Humanos’ y cantaron el Ave verum Corpus, de Mozart. Algunos niños del colegio nos sumamos a la interpretación. Ese día nunca se me olvida. Fue una experiencia trascendental”.
Al concluir su bachillerato, sus nexos musicales lo llevaron a la Universidad EAFIT donde, de la mano de profesores como Cecilia Espinosa y Alejandro Posada, se graduó con las mejores notas como director de orquesta.
“Ellos saben que les debo todo, se los he dicho y lo repetiré hasta el final. A Cecilia la considero como mi ‘mamá musical’. Y Alejandro me terminó de pulir y propició mi llegada a Europa. Todo lo que soy se los debo a ellos”.
Sebastián, próximo a cumplir 30 años, está radicado en Viena, Austria, desde 2018 donde hizo su maestría en Dirección Orquestal y ha dirigido con destacadas orquestas europeas. También allí, ha ganado múltiples reconocimientos internacionales.
Tras pasar una corta temporada en Medellín, este domingo 15 de septiembre Almánzar regresó a Europa para concentrase en su próxima estación: en noviembre será el primer colombiano en dirigir el ballet de la Ópera Real de Dinamarca.
En el Old Stage de Copenhague, escenario con 150 años, el prodigioso músico llevará la batuta de 66 bailarines y casi 90 músicos en El Cascanueces, obra icónica de Navidad del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky.
“Mi mensaje para la nueva generación de músicos es que nunca dejen de ser curiosos, que se dejen tocar por la magia de la curiosidad de los nuevos estilos y de otras culturas; que siempre vuelen”.