En momentos como el actual, es mucho lo que debemos aprender de la naturaleza: su equilibrio está basado en la diversidad.
Es imposible no configurar la opinión que envío en esta columna alrededor de los sucesos actuales: crispamiento social debido a un gobierno que nos tiene cansados, no solo por sus malos manejos y desconexión con los ciudadanos de a pie, sino también por su silencio con los hechos actuales; además de las dificultades sanitarias, económicas y sociales generadas por la pandemia.
Para dar mi opinión, asunto también problemático en estos días, decidí basarme en algunas posturas del gran científico Alexander Von Humbolt, naturalista, geógrafo, explorador y astrónomo alemán, padre de la geografía como ciencia, sobre la política y la naturaleza. Humbolt fue una de las primeras personas que escribió sobre el cambio climático, y también sobre una separación tácita existente entre nuestra vida social y la naturaleza.
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Humbolt fue pionero en percibir que el proceso de colonización generaba destrucción en la naturaleza, y que la dependencia de la extracción y venta de productos a partir de monocultivos era también causante de destrucción. Fue también uno de los primeros en cuestionar el papel del hombre al interior de la naturaleza, porque la naturaleza es algo que todos compartimos y que, por ende, deberíamos unirnos para cuidar. También afirmaba que la naturaleza era el terreno de la libertad, y que todos los miembros de la raza humana pertenecíamos a una misma familia. Estas palabras son un bálsamo en un momento en que lo único que nos une a todos es la polarización y la separación ideológica que vivimos como sociedad. Porque ahora no solo nos separa nuestro color de piel, la cantidad de ceros de la cifra que tenemos en el banco, sino también nuestras ideas: tenemos peleas ideológicas con personas que queremos, admiramos, que son incluso familiares, y luchamos en contra de ellos como si fueran completos desconocidos.
En momentos como el actual es mucho lo que debemos aprender de la naturaleza: su equilibrio está basado en la diversidad, en el aprovechamiento de cada semilla, hoja, insecto, fruto, raíz, y en su sana convivencia. Humbolt describía que, desde el musgo y el insecto más humilde hasta el elefante o el roble más gigantesco, tenían una función en la naturaleza, y unidos formaban totalidad. La humanidad misma es solo una pequeña parte y no hemos logrado aprender ni emular a la naturaleza, aquella que nos brinda cada partícula de aire que desdeñamos en respirar, porque también lo hace con quien no compartimos ideales.