El primer fin de semana se vive pleno, igual que los primeros días en los que se rompe el hábito de madrugar y responder a horarios y a tareas. Algunos viajaron, otras familias no pudieron coordinar el trabajo de los papás con las vacaciones de los hijos, pero a todos los contagió esa euforia por el regreso del tiempo de ocio, no sin retos para quienes sin servicio doméstico o familiares que den el sí, se ven en maromas para evitar hijos pequeños solitarios en casa.
Pero avanzan los días y las vacaciones empiezan a pesar. El tiempo libre mal manejado puede ser tan tormentoso como los días de alta exigencia en labores. Y del “no hay nada para hacer” de los hijos, del tiempo que pasa inútil, sin provecho ni fruto, al vandalismo, puede haber una línea delgada.
Lo ha registrado la Policía en otras vacaciones: jóvenes que encontraron diversión en dispararles bolas de paintball a los transeúntes o balines a las vitrinas del comercio. Superan el nivel pilatuna. También administradores de urbanizaciones han reportado la transformación de zonas comunes en campos del todo se vale.
Según la Alcaldía, El Poblado tiene 10.671 habitantes entre los 10 y los 19 años. Espíritus creativos, exploradores y en desarrollo que es responsabilidad de los papás atender, encauzar, acompañar. Creatividad al servicio del aprendizaje y del disfrute versus ideas que se transforman en perturbación contra los demás.
Entretanto, los padres no son expresión de aprovechamiento del tiempo libre. Apoltronados frente a pantallas, esclavizados de una adicción propia o de un superior al trabajo, corriendo en la misma rueda, del mismo horario, del mismo círculo, están negados al disfrute.
Cuatro cifras lo ilustran: en El Poblado hay 42.900 hogares y en encuestas hechas por la Alcaldía, 39.507 reportaron no hacer parte de programas lúdicos; 26.697 manifiestan no hacer prácticas deportivas; 38.836 no asisten a eventos de música; 38.218 no van a teatro.
Esas horas del poco y nada se pueden revertir. Este fin de semana, en la urbanización, en un espectáculo, en el parque, en los que son tan buenos como el de Telemedellín, porque otros, es cierto, están invadidos por actividades prohibidas para familias con menores de edad, en el arte, en las canchas…
Desapoltrónese. En familia. Hay opciones. Son junio y julio. Para octubre y diciembre falta todo el tiempo del mundo.