Agenda del Mar, quince años
Corría el año de 1990. María José Ospina estudiaba Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional, y combinaba con su amor con todo aquello que tuviera relación con los impresos. No era extraño encontrarla visitando imprentas y librerias. Entonces se puso de moda entre sus compañeros de pregrado la práctica del buceo y María José hizo parte de ese grupo de gomosos, sin que fuera realmente algo que le interesara mucho. Sin embargo, al iniciarse descubrió su gran pasión por el mundo que se esconde bajo el agua. Se le ocurrió, con quien entonces era su novio, lanzar un proyecto que unía la afición por el papel en conjunto con el reciente descubrimiento subacuático. Así nació la Agenda del Mar, una especie de cuadernillo en el que se mezclaron las características propias de ese objeto con datos, cifras, estadísticas y algunas ilustraciones e imágenes relacionada, por supuesto, con el mar. Se imprimieron 1.000 ejemplares y aunque este experimento no pretendía convertirse en una empresa, sino más bien satisfacer un gusto personal, logró tanto éxito y tantos entusiastas que hoy, quince años después, hace que se produzcan doce mil unidades, incluso con un porcentaje que ya hace parte de un proyecto internacional y que cuenta con muchas marcas asociadas; de alguna manera también se ha convertido en un proyecto educativo del que además se han derivado otros relacionados, siempre con la conservación del medio ambiente que han trascendido y contribuido a que se logren por lo menos algunos de esos objetivos ecológicos. Una empresa que surgió de la casualidad, ahora ya reconocida por su labor institucional. Para ellos, buen viento y buena mar.