El edificio Mónaco, uno de los atractivos del “narcotour”, caerá para la construcción de un parque en honor a las víctimas. ¿Suficiente? La discusión continúa entre las voces expertas, los vecinos y la decisión oficial.
por Daniel Palacio Tamayo – [email protected]
El Mónaco sigue en pie a pesar de haber sido blanco de dos bombazos; pero eso pronto cambiará. Ninguno de los dos atentados perpetrados por el narcotráfico —el primero con 80 kilos de dinamita y el segundo con 40— lo pudo derrumbar.
Ahora, lo que se pretende reducir a polvo es su significado.
Para atacar ese sello cargado de dolor y ostentación impulsada por el extinto capo Pablo Escobar se le instalarán de nuevo explosivos, pero esta vez por parte de la institucionalidad. Antes de diciembre se iniciará la construcción de un parque en honor a las víctimas de esa época, en la que Medellín fue señalada como la ciudad más violenta del mundo.
Los vecinos del barrio Santa María de los Ángeles aún recuerdan los estruendos de esos bombazos que hicieron daño en viviendas hasta cuatro cuadras a la redonda. Es una imagen que vuelve a explotar cada que se encuentran en la puerta del edificio con turistas escuchando con morbo una historia contada sin todos los datos.
Durante la entrega del Mónaco de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) a la Policía Nacional, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, insistió que “todos los símbolos de la ilegalidad tienen que caer, como caerá este edificio”.
Por ahora se surte el proceso legal para intercambiar el edificio, hoy en manos de la Policía, con otros bienes propiedad de la Alcaldía. Luego iniciarán un proceso de diseño participativo con la comunidad y el trámite licitatorio.
La comunidad de ese barrio de El Poblado respalda la decisión del Alcalde y “quiere ser partícipe de la memoria”, como lo explica el presidente de Corpoblado, Luis Hernando Mejía. Los representantes de los vecinos manifiestan necesidades como que el nuevo espacio incorpore parqueaderos para evitar “inconvenientes” de movilidad.
Pedro Juan Arango, edil de la JAL de El Poblado, pide que no sea un “parque cualquiera”, pues asegura que espacios de ese tipo tienen problemas de consumo de drogas, ventas ambulantes y poca apropiación de los habitantes.
¿Reciclar el edificio Mónaco?
César Salazar, docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana, afirmó después de un análisis con sus colegas que “demoler el edificio es lo más fácil, si algo exige la innovación sería transformar un ícono sin necesidad de arrasarlo”.
De acuerdo con el arquitecto, para construir memoria hay que confrontar lo que nos incomoda.
Por esa razón propone resignificar el Mónaco por medio de intervenciones físicas que posteriormente generen espacios de reflexión. “La demolición misma es un acto de violencia”, concluye.
Salazar cree que las universidades y las oficinas de arquitectos de la ciudad tienen mucho que aportar para resignificar este edificio, que ha sido ícono de la mafia por su ostentación y los mitos construidos a su alrededor.
Para ilustrar su posición, más allá de los criterios que se deberían tener para un idóneo amoblamiento urbano, el profesor se pregunta: “¿Después del Mónaco,tumbamos el barrio Pablo Escobar? o ¿los edificios que en buena medida fueron producto del lavado de activos?”.