Para Colombia, el café es algo más que un producto de consumo y exportación. Es parte de su identidad, su cultura y paisaje en las tres cordilleras. Es motivo de orgullo y marca de país ante el mundo. Es un elemento presente cada día en hogares, lugares de trabajo y ocio, sustento de vida para cerca de 500 mil familias productoras.
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Según el Acuerdo Café, Bosque y Clima, el sector cafetero representa el 20 % del PIB agropecuario en promedio anual y su demanda genera alrededor de 2,5 millones de empleos directos e indirectos. Desde su origen hasta que llega a manos de consumidores en casi todo el planeta, múltiples actores intervienen en la cadena de suministro del café.
Actualmente, las nuevas exigencias fomentadas por la sociedad civil en varios países y del mercado internacional, especialmente de la Unión Europea, están exigiendo cambios importantes en las estrategias de sostenibilidad de las empresas. Esto incluye a las cadenas de suministro agrícola, entre ellas la del café, y el objetivo es reducir riesgos en materia social, económica y ambiental, como por ejemplo mitigar el cambio climático y frenar la deforestación y la degradación de los bosques.
Caroline Merle, oficial forestal de la FAO afirma que esto representa un gran reto mundial recordando que el comercio en productos alimentarios creció más del doble desde 1995, y hoy pasa de los 1,3 trillones de dólares al año. Además, estas exportaciones continúan creciendo, siendo un 1/3 del comercio mundial.
Lea el Acuerdo Café, Bosque y Clima aquí.
Un café más sostenible
Sin despreciar las consecuencias positivas de este comercio, como su contribución a la seguridad alimentaria y al desarrollo económico de los países, especialmente de ingreso bajo y medio, también se están generando impactos negativos que pueden afectar los bosques, y con ello la sostenibilidad de la agricultura, con un 88 % de la deforestación entre el 2000 y el 2018 relacionada con la expansión de tierras agrícolas y de ganadería.
Este reto puede transformarse, y se está transformando, en una gran oportunidad para fomentar acciones positivas hacia un desarrollo económico y social más sostenible y respetuoso de los bosques y demás ecosistemas.
Como respuesta a estos desafíos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicaron en 2016 una guía genérica que sirvió de marco de referencia para contribuir a la promoción de cadenas agrícolas responsables, incluyendo las etapas de la debida diligencia, y abordando temas ambientales y sociales.
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Se denomina debida diligencia al proceso por el que las empresas pueden identificar, evaluar, mitigar y prevenir los impactos adversos presentes y potenciales de sus actividades, sus cadenas de suministro, y otras relaciones comerciales, así como la rendición de cuentas sobre la forma en que los enfrentan. En este sentido, y de manera concertada las empresas pueden contribuir a reducir el impacto ambiental, incluida la deforestación, ya impulsar el progreso de las normas laborales y los derechos humanos.
Precisamente, para continuar apoyando a las empresas en esta tarea y promover acciones a favor de los bosques y para apoyar a este cambio de narrativa fomentando acciones con objetivos múltiples de sostenibilidad económica y social, de seguridad alimentaria y de protección de los bosques, la OCDE y la FAO partieron de la guía ya existente para producir, con apoyo y financiamiento del Gobierno de Alemania, un manual que orientara de manera práctica a las empresas.
Lea aquí el manual para una mejor práctica a las empresas cafeteras.
El manual se publicó en 2023, después de fases de concertación y consulta de varios actores públicos y privados y está dirigido especialmente a las empresas agroalimentarias que se abastecen o utilizan materias primas y productos que pueden estar asociados con la deforestación o la degradación de los bosques. Aunque el impacto sobre los bosques se produce en las fases iniciales de la cadena de suministro, las empresas de las fases posteriores a menudo impulsan la demanda de materias primas, lo que a su vez aumenta los riesgos de deforestación. Por tanto, este manual ha sido diseñado para ser utilizado por las empresas a lo largo de su cadena de suministro, desde la producción hasta la venta por menor.
“Con el sector del café hay una gran posibilidad de cumplimiento de metas, de conservación de la biodiversidad, de cambio climático y de bienestar humano. Al tener tantas familias vinculadas, al trabajar con el café podemos trabajar procesos de gobernanza local que va a revertir en unos territorios con mayor sostenibilidad”,
dijo Carlos Mauricio Herrera, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia.