En pocos días, el 9 de octubre, la Universidad de Antioquia cumple 221 años de existencia, y, como cada día clásico, nos rendimos ante el enorme legado de esta institución educativa, que nació como un proyecto colectivo de ciudad y ha resistido toda clase de embates. “Invicta en su fecundidad”, como reza el himno.
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Y el cumpleaños le llega al Alma Máter en un momento difícil -que no es el primero, ni será el último-. A la grave crisis financiera por la que atraviesa, se suma el ambiente enrarecido por fuerzas oscuras. «Es el momento de estar unidos y abrazar la Universidad», dice el comunicado del Consejo Académico emitido el pasado 16 de septiembre, rechazando vehementemente los actos violentos que, nuevamente, entorpecieron la rutina académica y administrativa de la institución.
“No puede ser banalizada como una anécdota más la infame y cobarde agresión que sufrieron la Universidad de Antioquia y parte de su comunidad el viernes 13 de septiembre del 2024”, afirma el Consejo Académico. Ese día, cuando cientos de familias celebraban con orgullo la graduación de sus hijos en el Teatro Camilo Torres, ocurrió nuevamente el absurdo: un grupo de encapuchados, con artefactos explosivos artesanales y armas de fuego, sitió durante varias horas el bloque administrativo, aterrorizando a los empleados y a los visitantes con explosiones continuas e intimidaciones.
Independientemente de las razones que llevaron a la crisis financiera actual de la Universidad, no hay ninguna justificación para la agresión.
Todos los antioqueños debemos acudir al llamado del Consejo Académico de la UdeA para que esto no se nos vuelva paisaje. Dice el comunicado: “Tan difusa es la identidad sobre los autores de estos hechos, como su justificación y propósitos, los cuales quedan totalmente deslegitimados por sus métodos violentos. ¿Contribuyen a mejorar la salud financiera de las universidades públicas? ¿Contribuyen a aliviar, aunque sea un poco, el ambiente de incertidumbre que la situación de desfinanciamiento produce en la comunidad universitaria y en todos aquellos que quieren y valoran a la Universidad? No. Agravan la situación, porque instalan el miedo y la zozobra, restándole espacio a las capacidades reflexivas, críticas y argumentadas propias de la comunidad universitaria”.
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Independientemente de las razones que llevaron a la crisis financiera actual, no hay ninguna justificación para la agresión. El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, rechazó las amenazas anónimas que han aparecido en las paredes de la Universidad contra el rector, John Jairo Arboleda, y reiteró su propuesta de tomar medidas más contundentes contra los encapuchados: “Sigo pensando que el único camino es sacarlos con la fuerza pública, que tiene el deber de proteger a la gente. Me niego a creer que la comunidad educativa esté de acuerdo con el accionar de estos delincuentes. Hoy, con la desvirtuada autonomía universitaria, los únicos que están a salvo son los bandidos”.
Mientras tanto, y una vez más, la comunidad académica hace un llamado desesperado al diálogo. Así se lee en el comunicado del Consejo Académico: “Las universitarias y universitarios, incluidos los que fueron atropellados el pasado viernes, solo tenemos como medio la palabra. (…) No podemos estar impávidos frente al triste espectáculo en el que la gente se ve huir de sus espacios y de sus haberes y de sus saberes para que otros los copen. Nada, pero nada de violencia como respuesta; pero sí firmeza, carácter, criterio, autonomía, dignidad y orgullo”. La discusión está abierta.