El 4to Foro Mundial de la Bicicleta es un evento de absoluta relevancia en la ciudad. No solo porque promoverá el uso de un medio de transporte sostenible, sino porque será un ágora que le permitirá a Medellín discutir y retar sus paradigmas de movilidad y exhibirse ante más de 130 expertos internacionales. Estos la mirarán bajo la lupa del transporte no motorizado y muy posiblemente le darán un empujón significativo hacia la tendencia vanguardista que es hoy punto de referencia en el mundo. La ciudad quedará inundada de ideas y posibilidades tecnológicas para un verdadero cambio.
El crecimiento de la predisposición y la simpatía hacia la bicicleta es innegable. Países como Dinamarca y Noruega llevan el liderazgo y se disponen a cambiar vías de alto flujo vehicular por espacios en que el peatón y la bicicleta sean los protagonistas. El romance con el carro parece estar enfriándose en el mundo, o por lo menos ahora se coquetea un poco más con la bicicleta y los sistemas de transporte público.
En Medellín, guardadas las proporciones, el interés por los vehículos no motorizados también se ha hecho más visible. Las propuestas, más que del sector público, han sido el caballo de batalla de activistas y urbanistas. En varias oportunidades los colectivos de bicicletas han manifestado su decepción con la indiferencia de la Secretaría de Movilidad frente a las estrategias y oportunidades para que la bicicleta sea una opción viable. La Secretaría de Infraestructura no se ha quedado atrás en la desconexión con el movimiento. Por ejemplo, en la reciente construcción de puentes como el de la calle 4 Sur y el de la Avenida El Poblado frente a Santafé, no se tuvieron en cuenta carriles preferenciales para bicicletas, ciclorrutas o andenes; ni siquiera una berma amplia como la de la vía Las Palmas. Esta última, sin berma generosa ni doble calzada, tal vez no convocaría tantos ciclistas todas las semanas. Así mismo, en la administración de Sergio Fajardo se vieron grandes cambios en los andenes de la comuna 14, especialmente a lo largo de la Avenida El Poblado, pero no se aprovechó la oportunidad para incluir a las bicicletas en ellos. En últimas, la ciudad se ha desarrollado con una visión en la que el ciclista no figura y, por ello, en parte, es que menos personas se atreven a usar la bicicleta. La esperanza está puesta en el nuevo POT, en sus 400 kilómetros de ciclorrutas y en gestos más amigables que ha tenido el municipio con la bicicleta, como las 23 estaciones de EnCicla, que posiblemente serán 50 en 2015.
Los individuos y grupos que se han atrevido a pedalear, han creado un espacio invaluable para los medellinenses. Colectivos como Pedaleado Alma, SiClas, Señoritas al Pedal, La Fiesta de la Bici y Bellocicleta, entre otros, se han tomado las calles pacíficamente semana tras semana; al pedalear promueven la bicicleta y exigen su derecho a poder usarla en mejores condiciones, y se suman a muchas de las grandes ciudades de Colombia que tienen conglomerados similares para demostrar que la ciudad sí se puede recorrer en bicicleta y que no hay que ser un atleta de alto rendimiento para transitar por trayectos importantes.
Además de pedirle a las administraciones municipales más ciclorrutas y la posibilidad de integrar la bicicleta a los sistemas masivos de transporte, le han solicitado a la comunidad más aceptación, respeto y tolerancia con los ciclistas. Y este es uno de los factores más importantes para darle cabida a la bicicleta en la ciudad. Permitir que el ciclista pase, tener cuidado con él al conducir, recordarle a las personas cercanas el uso del casco, promover desde el sector privado el transporte en bicicleta al trabajo y, ¿por qué no? descuentos en sitios de consumo y recreación como ya lo hacen algunos restaurantes de El Poblado para los que se animan por un transporte ecológico y más saludable. La construcción de una cultura ciclística en la ciudad será también una invitación a la reflexión sobre la tolerancia y el respeto. A la rueda, rueda.