Hace 10 años, un documental preparado por el periodista peruano Guillermo Galdós, emitido por Canal 4 (Channel 4), de la televisión inglesa, causó indignación regional y nacional por una afirmación hecha en el mencionado documento periodístico: “Medellín es el burdel más grande del mundo”.
El documental de Galdós contrastó los avances gubernamentales por limpiar la imagen violenta de Medellín, tras la estela dejada por la época del narcotráfico bajo el liderazgo de Pablo Escobar, con la dinámica de la extorsión, las drogas y la explotación sexual a cargo de la banda criminal La Oficina.
Galdós entrevistó a miembros de las bandas criminales, prostitutas, menores de edad que han sido explotadas sexualmente, familiares de las víctimas y al único ciudadano británico condenado y encarcelado por abusar de dos niñas menores de 18 años.
El vídeo de 11 minutos está acompañado de un escrito del periodista peruano en el que asegura haberse reunido con alias “Chino”, uno de los líderes de las bandas criminales encargadas del turismo sexual en Medellín, quien le comentó sobre el poder de estos grupos sobre los negocios ilegales en la ciudad.
Una década después
En 2024, la situación del comercio sexual, la violencia sexual, y, en especial, de la explotación de menores, no parece haber cambiado, pese a los esfuerzos de las autoridades y de grupos sociales y académicos.
El panorama actual fue descrito por el docente de Uniminuto, el psicólogo e investigador social Said Reyes, en un estudio pronto a ser publicado, titulado “Prevalencia de la violencia sexual en el Valle de Aburrá, Antioquia (1990-2020).
En dicho lapso, fueron denunciados 430.832 episodios de violencia sexual, recopilando información desperdigada en varias instituciones oficiales que tienen que ver con la materia. De esta cifra, más del 10 % correspondieron a Antioquia (43.962) y de esa última cantidad, 31.027 ocurrieron en el Valle de Aburrá. Discriminando aún más estos datos, se encuentra que Medellín aportó 23.143 casos.
“Estamos hablando de los episodios conocidos por el aparato público, en una realidad que con seguridad tiene un enorme subregistro”. Aún con este sesgo, la tasa de prevalencia de todos los casos de violencia sexual en la ciudad metropolitana, en el periodo estudiado, llegó a 48 por cada 100 mil habitantes (922 por cada 100 mil mujeres y 210 por cada 100 mil hombres).
Estas violencias fueron perpetradas, mayoritariamente, por otros integrantes del grupo familiar (34.91 %), desconocidos (14.15 %) y conocidos no familiares (8.69 %). “Las niñas y mujeres son las más afectadas. Los episodios se dieron, principalmente, durante el desplazamiento de un lugar a otro de la ciudad o realizando actividades cotidianas como comer, asearse, descansar, dormir”. Dentro de los principales factores de vulnerabilidad de las víctimas frente a las violencias sexuales en el Valle de Aburrá, el estudio dirigido por Said Reyes estableció el siguiente escalafón, de mayor a menor: adicción a drogas, campesinos o trabajadores del campo, desplazamiento, pertenencia a minorías étnicas y menores en condición de abandono.