El próximo 9 de marzo los colombianos irán a las urnas para elegir a los representantes al Congreso de la República y al Parlamento Andino, para el período constitucional 2014-2018, y el 25 de mayo regresarán para elegir presidente de Colombia.
Mediante la jornada del 9 de marzo se asignarán 102 curules para el Senado, 167 para Cámara y cinco para el Parlamento Andino, cada uno con tarjetón independiente. El abanico de posibilidades para el ciudadano que ejerza su derecho al voto es amplio, y así como la decisión de elegir puede circunscribirse a un candidato participante en la contienda electoral, también puede serlo por una opción que se encuentra dentro de cada uno de los tres tarjetones: el voto en blanco.
Este, según la Registraduría Nacional del Estado Civil, “es una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos. Constituye una valiosa expresión del disenso a través del cual se promueve la protección de la libertad del elector”. Ahora, ¿cómo puede el ciudadano ejercer el voto en blanco? Pues se debe marcar únicamente la casilla o la zona de marcación del voto en blanco que aparece en el tarjetón electoral.
Como un candidato más
< Dice Elizabeth Monsalve, delegada de la Registraduría en Antioquia: “Si la mayoría del voto en blanco supera la votación, entonces se convoca a nueva elección”. Cabe precisar que, según el artículo 9 del Acto Legislativo 01 de 2009, “deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando en el total de los votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral”. Un mito, en relación con el voto en blanco, es que este se suma al candidato con mayor votación. Según la Registraduría Nacional del Estado Civil, “el voto en blanco se contabiliza independientemente, al igual que se hace con los sufragios alcanzados por cada candidato”.
< Adolfo Maya, docente
La voluntad popular, con dientes Para Adolfo León Maya, sociólogo de la UPB, magíster en Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia y profesor de Eafit, el voto en blanco dejó de ser referencia para ser noticia. “Lo que ocurrió en el municipio de Bello, lo que José Saramago comienza a escribir sobre el voto en blanco, lo que se está dando en otras sociedades donde los ciudadanos no le dan la espalda al sistema sino que les pasan la factura a los políticos, empieza a ser noticia; el voto en blanco ya no es un asunto marginal dentro de la vida política, sino que comienza a convertirse en una línea que expresa el comportamiento de sectores o movimientos que hasta ahora no eran reconocidos por la clase política tradicional”. Y agrega: “El voto en blanco era una boca sin dientes, ya ahora el voto en blanco demuestra que la voluntad popular tiene dientes, muerde”.
< John Fredy Bedoya, docente
Por su parte, el docente John Fredy Bedoya, coordinador de la línea de investigación Sistemas Políticos Locales y Estudios de Opinión Pública del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, señala algunos vacíos que deja esta opción: “Lo que no se sabe del todo es si las personas conocen las implicaciones del voto en blanco, no se ha hecho un trabajo serio sobre el asunto. El voto en blanco es un fenómeno, pero tampoco dice entonces cuál es el ajuste que se debe hacer y qué tipo de políticas se están buscando, sólo nos dice ‘estos candidatos no nos satisfacen’”.
Walter Flórez, promotor del voto en blanco en Bello
La experiencia del voto en blanco en Bello
Cuando en 2011 el voto en blanco ganó las elecciones para la Alcaldía en Bello con 60.976 votos, contra 47.552 votos que obtuvo el único candidato, Germán Londoño, sus promotores no lo podían creer. Durante no más de dos meses habían trabajado literalmente con las uñas para promoverlo como una opción válida, y para hacerle contraposición a la arraigada tradición política de este municipio que por años estuvo en manos del Partido Conservador. Una vez el voto en blanco tuvo la aplastante victoria frente al candidato Londoño, fue necesario convocar a nuevas elecciones, en esta oportunidad con candidatos distintos a los iniciales, tal y como lo determina la ley. Al finalizar la nueva contienda electoral, el candidato Carlos Alirio Muñoz, del Partido Conservador, ganó la Alcaldía con 35.891 votos.
Pese a que este partido ganaba una vez más la Alcaldía de Bello, quedaba en los ciudadanos y en la mayor fuerza política del municipio (los conservadores) la consciencia de la aplastante victoria del voto en blanco en la primera ronda de elecciones, fenómeno que por primera vez sucedía en Colombia. Con la abrumadora diferencia de votos en las primeras elecciones, el movimiento cívico que promovió el voto en blanco celebró no solo los resultados, sino el golpe al que debía enfrentarse la estructura política tradicional. Walter Flórez, gerente de la campaña del voto en blanco en Bello, comenta: “Esa fue una campaña sin recursos, sin embargo, veíamos que cada que compartíamos con la gente y le entregábamos el mensaje, nos daban una respuesta positiva, se volvieron multiplicadores. Veíamos que los ciudadanos que nos apoyaban por iniciativa propia empezaban a poner pendones con el mensaje del voto en blanco, en una cartulina hacían una cartelera invitando a votar en blanco y así se volvieron promotores de la campaña. Demostramos que gran parte de la transformación del poder en Bello no está en la política sino en sus habitantes”.