De vinos se aprende explorando entre cepas y botellas, y la gastronomía se enriquece añadiendo aromas y sabores en copa. Ya es tiempo de darle al Syrah el lugar que se merece.
Ahora que anda en planes de darle unos buenos aguinaldos a su cava o de dotarse de botellas para las cenas de los días de cierre de año, vale que se haga la pregunta ¿y por qué no elegir Syrah? Me conseguí la lista de los vinos preferidos y más vendidos en Colombia y hay un montón de datos reveladores, entre ellos que al también llamado Shiraz no le hemos dado las copas que se merece.
La lista de los preferidos, tomada del grupo Éxito, líder en ventas en el país, revela que descorchamos mucho Cabernet Sauvignon. Representa el 26.20 % de las compras. Es comprensible, dado que es la cepa más extendida en el mundo y es de los nombres más fáciles de memorizar; pero, al mismo tiempo, sorprende, porque es potente y un contingente no menor de consumidores lo describe como exigente, agotador, fulminante.
El segundo más vendido es el Merlot (12.45 %); el tercero es mi favoritísimo Carmenere (10.81 %), y de cuarto queda el Malbec, “el morocho francés que supo convertirse en el argentino más querido”.
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¿Y el Syrah? Tiene una intensidad elegante, sabe pedir la segunda y la tercera copa, y sus aromas son enigmáticos y divertidos. Una belleza, pero en favoritismo, poquito y nada: 1.58 % de las ventas.
Le pedí a la sommelier Ana Cristina Cano, de @lamagiadelvino, su opinión sobre el Syrah y no se contuvo en elogios: “Va en perfecta consonancia con mis gustos como mujer. Cada vez crece más el número de mujeres que queremos disfrutar vinos con personalidad arrolladora”. Ana Cristina destaca su color rojo intenso y profundo, que en copa le produce “un efecto casi hipnótico”; y sus aromas a mora negra, frambuesa, chocolate, pimienta y violetas.
Otro gran conocedor que explotó en elogios es José Rafael Arango (@joserafaelarango). Le pedí un perfil y me ofreció tres: “Es una uva con muchos matices: las notas de mentol del Syrah de Chile; las florales del francés del Ródano; la fruta negra y las notas de cuero del australiano”. En opinión de Rafa, “así como es muy difícil encontrar un Pinot Noir bueno, es muy difícil encontrar un Syrah malo”; y sin decírselo, sin condicionarlo, coincidió con mi opinión: “Si en Colombia la gente lo conociera bien, bebería más Syrah”.
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Les dejo el antojo. También pistas para elegir en sus compras, de acuerdo con la lista de ganadores en Expovinos 2020: Grand Estates, de Columbia Crest, californiano; Terroir Hunter, de Undurraga, chileno; y también de Chile, Finis Terrae, de Cousiño Macul, que se presenta en ensamblaje con Cabernet Sauvignon y Merlot, como para satisfacer un montón de gustos.
Hay mucho genio dentro de las botellas de Syrah. Es tiempo de descubrirlo.