Durante 2006 las páginas de Vivir en El Poblado se llenaron de música. Emprendimos una travesía por toda una gama de ritmos, artistas y experiencias sonoras de la ciudad.
Nos internamos en las historias de músicos locales para conocer sus creaciones y deleitamos nuestros oídos con una degustación de sus propuestas vanguardistas. Músicos de Aquí permitió redescubrir el sonido joven que está produciendo Medellín en todas las tendencias y ha abierto un panorama para divisar nuestra música urbana y sus artistas. He aquí un breve catálogo, un abrebocas del talento sonoro de la ciudad.
Vender discos no es el negocio
El periplo comenzó con una de esas exiguas reflexiones que se hacen en Medellín sobre cómo va la industria musical local. Ante las limitaciones que imponen los pulpos de la producción discográfica, desde hace años estalló un boom de los sellos independientes. Según Carlos Estrada, del Melodie Lounge “gracias a la democratización y fácil acceso a los medios de producción, los sellos independientes han ganado fuerza porque son más ágiles y permiten la cooperación. No hay carteles ni exclusividades comerciales, hay respeto por la identidad del artista”. Esto definió una nueva ruta para los músicos de la ciudad. Para el reconocido productor Federico López, de Lorito Records “se gana más compartiendo, regalando la música. Financiarse realizando conciertos con una puesta en escena atractiva y con valores agregados como la venta de souvenirs, porque con los altos costos en promoción y distribución clásicos, vender discos no es un negocio”. Así, como Pulgarcito, seguimos el rastro hacia estas propuestas independientes, experimentales y novedosas.
Ramón: pop electrónico y neoandinismo
Al hablar de su estilo, Ramón Echavarría confiesa que hace pop electrónico, dentro de un movimiento que es el neoandinismo, que retoma los elementos culturales autóctonos como sello de identidad artística latinoamericana. Ramón le canta a la alegría de lo cotidiano y al asombro de lo sencillo. En sus canciones se aprecia un estilo minimalista donde los elementos acústicos se combinan con ingredientes electrónicos suaves. La suya es una invitación a explorar la cotidianidad con otra mirada, ligera y serena. Un pop fresco para apreciar cada situación con gozo.
Federico López: una reflexión sobre la producción local
Fue guitarrista de Aterciopelados y Kraken, y productor de grupos como Ekhymosis, Los Árboles, Coffee Makers, Masacre, Bajo Tierra y Los Parlantes, por mencionar algunos. Sin embargo, él es un pelirrojo sencillo, cargado de una energía desbordada que se le sale de las manos, de palabras enigmáticas, desordenadas y profundas. Este es Federico López, uno de los más reconocidos productores de la música nueva hecha en Medellín. Gestor del sello independiente llamado Lorito Records, desde la web ofrece más de 80 temas para bajar gratis y más de 20 grupos locales, con él nos internamos en los hilos y el tejemaneje de la producción de música local.
Mego: desde el rock hasta lo electrónico experimental
Él es un músico local, un “Pez” que ha nadado de manera rauda en los turbulentos sonidos del rock, los cadenciosos ritmos del pop, los remolinos de la música electrónica, las corrientes del folclore popular y hasta las sugerentes melodías de la música clásica. Así, confiesa Mego, ha ido fluyendo para encontrar su esencia musical. Pionero creador de bandas sonoras para programas de televisión, arreglista musical para performances de vanguardia, habla de su experiencia en el grupo El Pez, de cómo sobrevivió en las turbulentas corrientes de la industria comercial y de sus nuevos proyectos nadando en la música electrónica experimental.
El Colectivo: pionero del trip-trop
El aporte vanguardista de El Colectivo es la incursión en una tendencia musical de la que son pioneros: el trip-trop, una suerte de fusión entre el trip-hop, tendencia ambiental de la música electrónica, con las múltiples vertientes de la música del trópico. A finales de este año El Colectivo lanzó su nuevo álbum “Relieve”, un compendio musical de la diversidad cultural, espacial, climática de nuestro trópico latino. El Colectivo busca conducir a muchos ambientes climáticos en cada canción, donde el trip-trop es el vehículo para recorrer diversas rutas sonoras.
Maestre: rap íntimo y social
Más allá de la lírica reaccionaria y panfletaria que el rap acostumbra, la propuesta de Maestre se orienta hacia las letras intimistas. Cada canción expresa una mirada desde el otro lado de la ciudad, donde la pobreza no vive pero se exhibe y donde los gritos de la violencia son un lejano rumor que a veces estalla en la cara. Con esa franqueza su música evade la pornomiseria y propone mensajes directos con un ritmo cadencioso. Maestre canta al ritmo del corazón.
Lucrecia: música electrónica tranquila
Lo que hace lo define como música electrónica tranquila. “No es música para bailar sino para escuchar y dejarse llevar”, propone Lucrecia. El resto sale de la cotidianidad y también hay algo de melancolía -no lo niega- pero no busca ser algo muy profundo, ni muy oscuro. “Lo que hago es música para despertar sensaciones y tratar de ser sincera con lo que siento”, agrega. Además Lucrecia hace parte de un sello disquero local llamado Series, una suerte de palimpsesto donde un artista comparte una canción (en pistas) y otros músicos la intervienen y le ponen su toque.
Al D-Tal: punk rock para sentirse bien
Carlos Cano es ingeniero administrador, Pablo López y Sebastián Gaviria son administradores de negocios internacionales y Jorge Conde es ingeniero de sistemas. Con estas profesiones resulta difícil creer que sean miembros de un grupo que toca punk rock. Pero este grupo llamado Al D-Tal fue el ganador del concurso Adiós Garaje del canal MTV, que seleccionó (por votación popular) a esta banda entre muchas de Latinoamérica para presentarse como el grupo revelación del mes de diciembre.
Su sonido es enérgico y sus letras hablan de cosas sencillas, cotidianas, tener una actitud positiva, no enredarse la vida”, así la definen ellos. Pero rescatan algunas raíces del punk más allá de la protesta y crítica al sistema, música fuerte y rítmica para sentirse bien.
Federico Goes: electrofunk y otras mareas electrónicas
Guitarrista de Estados Alterados y Planeta Rica, Federico Goes reconoce su interés por surcar diferentes ritmos con fusiones, y su gusto por la energía del electrofunk. Crucero, su primer trabajo en solitario, es ambiental y suave, donde se mezclan elementos de lounge, que invita al relax y la contemplación, como viajando en un crucero. En Ruta, su más reciente trabajo, presenta un disco más máquina, más deportivo, más energético. Pero en ambos trabajos confluyen letras minimalistas. “Sugerencias inconscientes”, que se repiten como mantras, embelezan y se mezclan con la cadencia del ritmo.
Siete: música ambient aderezada de folk espacial con dream hop
Siete tiene influencias del new wave, el post punk, el rock, varias tendencias de música electrónica, de cámara y de jazz. “Pero lo común en nuestra música es lo ambiental (ambient). Retomando las experimentaciones de los años 70 de Brian Eno”, comenta Alexander Mejía. Esta atmósfera le genera a su música un carácter calmante y relajante. Con el folk espacial integran los instrumentos acústicos del folk tradicional (guitarras esencialmente), con letras intimistas, contrastados con elementos psicodélicos y con el dream hop, crean atmósferas más ensoñadoras.
Jontre: rhythm and blues latino
A sus 27 años Jontre (John Trejos) es pionero en Colombia del rhythm and blues latino. “Desde que yo conocí el hip-hop, lo que más me interesó eran las melodías, esos coros que venían del soul, el gospel y el funk que son las raíces de este género y uno busca estar con lo que vibra. Por eso traté de hacer un enlace de nuestra cultura y estos ritmos suaves y serenos”, afirma. Las letras de Jontre le cantan a la mujer, a los sentimientos y a la vida con mensajes positivos. Pero no solo son las líricas que expresan emociones y pasión sino el ritmo cadencioso que genera esta música lo que le sedujo.
Burkina: Una big band de ska swing
Burkina es una banda integrada por 10 músicos joviales que están entre los 19 y 30 años, y tocan por placer. Sus influencias van desde ritmos tropicales, punk, funk, ska, rock, hasta músicas folclóricas de varios países. De estos ritmos se ilustran para los ensayos que son una “jam session constante” (un concierto de improvisación abierto). En su más reciente álbum: Un paso al frente, se aprecia un sonido más refinado de big band, rebosante de aires latinos, con la energía del ska y el ritmo contagioso del swing. Y en cuanto a las letras, Burkina le canta a la sociedad contemporánea, pinta la realidad de la ciudad, la calle, y la vida urbana.